California planta cara a Trump

El candidato conservador redobla esfuerzos por ganarse el favor de un Estado clave para su elección y muy crítico con sus propuestas

Diario Sur, MERCEDES GALLEGO , 30-04-2016

California, el primer estado de la Unión en el que la población de origen hispano sobrepasa a la anglosajona, se ha convertido en la última frontera que Donald Trump necesita conquistar para convertirse en el candidato de los conservadores a la presidencia. Sólo por eso abandonó el confort de su club de golf en Los Ángeles. «Me hubiera quedado allí», explicó con tono sufrido a sus seguidores, «pero tenía que venir a hablar con vosotros».

Mientras renovaba la promesa de construir un enorme muro en la frontera sur para poner fin a la inmigración, al tráfico de drogas y a la delincuencia, las banderas de México empezaban a agruparse a las afueras del anfiteatro OC Fair de Costa Mesa, a una hora de Los Ángeles, en el que había reunido a 32.000 seguidores. Los de fuera venían con ganas de bronca. Llevan cerca de un año escuchando al multimillonario llamarles «violadores, traficantes y criminales», aunque Trump «supone» que entre esos mexicanos «habrá algunos buenos». Los de dentro salieron exaltados por el nacionalismo de Trump, convencidos de que con cerrar la frontera se acabaría con el crimen. Le rinde homenaje a las víctimas de los inmigrantes para poner el tono macabro y acostumbra a ser precedido en el escenario por alguna madre desgarrada por la pérdida de su hijo, que siempre resulta haber sido torturado y asesinado por un inmigrante ilegal.

Algunos de esos delincuentes son el producto de la sociedad estadounidense, porque vinieron en brazos de sus padres cuando eran pequeños. Como muchos de los que esa noche acabarían saltando sobre los coches patrulla y enfrentándose cara a cara con los seguidores de Trump. El balance fue de una veintena de detenidos y algunas narices rotas. Con la tensión reinante, bastaba la chispa de un grito provocador para incendiar a la masa. La oscuridad de la noche propició las escaramuzas que hicieron temblar a los vecinos.

Un mes de protestas

Fue sólo el principio de lo que se anticipa como un mes de protestas, el que falta para las primarias de California. Serán las últimas del Partido Republicano y otorgarán 172 delegados, más que ningún otro Estado. Como, además, ese día se celebrarán también en Montana, Nuevo México y Nueva Jersey, los 274 delegados a repartir el 7 de junio serían suficientes para poner a Trump sobre la línea de meta, establecida en 1.237, y para la que le faltan 283 delegados, a falta de lo que gane hasta entonces en Indiana, Nebraska, West Virginia, Nebraska, Oregón y el Estado de Washington. Con el margen que ha tenido en las últimas primarias, su victoria está asegurada. Los disturbios también.

Ayer le aguardaban miles de manifestantes a las afueras del hotel Hyatt Regency del aeropuerto de San Francisco, donde tenía que hablar en la convención estatal de su partido. Los había convocado la Coalición Answer, repicada por las emisoras de radio locales. «La campaña de Trump supone un peligro inminente para los sectores más oprimidos y vulnerables de la sociedad, así como a todos los trabajadores, por lo que se debe protestar contra ella y cerrarla donde quiera que se le de una plataforma para hablar», decía la convocatoria. Trump tomó nota de ello para presentarse como un mártir de la libertad de expresión, consciente de que esa determinación le seguirá hasta la mismísima Casa Blanca, si logra suceder a Obama.

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