Una esclava contra el Trump del siglo XIX
Harriet Tubman le quita el sitio al presidente Andrew Jackson en los billetes de 20 dólares
El Mundo, , 22-04-2016«Trescientos dólares de recompensa. Escapados del abajo firmante desde el pasado lunes, día 17, tres negros, llamados como sigue: HARRY, de unos 19 años de edad; tiene un quiste en un lado del cuello, justo debajo de la oreja; es de color avellana oscuro; de entre 1,72 y 1,75 de altura; BEN, de alrededor de 21 años; responde muy rápido cuando se le habla; de color avellana; como de 1,83 de alto; MINTY, de alrededor de 27 años; de color avellana; guapa; y de alrededor de 1,52 metros de alto. Se gratificará con 100 dólares por cada uno de estos negros si son capturados fuera del estado, y con 50 dólares si son capturados dentro del estado. Deberán ser alojados en la cárcel de Cambridge, Easton o Baltimore. Eliza Ann Brodes. Condado de Dorchester, Maryland, 3 de octubre de 1849».
Nadie que hubiera leído ese anuncio hace 176 años en el periódico Cambridge Democrat podría imaginarse que Minty, la esclava «de color avellana, guapa, y alrededor de 1,52 metros de alto» valorada entre 50 y 100 dólares (que descontada la inflación serían entre 1.300 y 2.500 euros de hoy en día) acabaría en los billetes de 20 dólares en una época en la que el presidente de Estados Unidos sería negro.
Y, sin embargo, 176 años después de la fuga de Harry, Ben y Minty, esta última va a ser la cara del billete de veinte dólares. Minty, como la llamaba su dueño –que trató de venderla sin éxito, en parte porque la joven nunca se recuperó plenamente de las palizas que recibió, y que le provocaron hasta lesiones cerebrales– se convirtió, tras su matrimonio, en Harriet Tubman. Y ahora, su rostro va a estar en los billetes de 20 dolares. Es una forma de conmemorar su lucha, que incluye viajes al Sur de EEUU a ayudar a que otros esclavos escaparan, su trabajo como espía en la Guerra de Secesión y su lucha en sus últimos años por el derecho al voto de las mujeres .
Todo un reflejo de cómo ha cambiado EEUU, sobre todo si se tiene en cuenta a quién manda la esclava al reverso del billete: al presidente Andrew Jackson, el padre fundador del Tea Party y lo más parecido a un Donald Trump del siglo XIX. Jackson, que llegó a la Casa Blanca en 1828 –cuando Tubman tenía alrededor de cinco años– es el primer presidente del Partido Demócrata en la Historia de EEUU. Pero su ideología era diferente de la que hoy representa esa formación política.
Jackson era propietario de 150 esclavos en su plantación de Tennessee, y un feroz crítico de las «élites» que dirigían el país. El presidente impuso tarifas a las importaciones –justo como lo que quiere Trump– y abolió el llamado Segundo Banco de EEUU, que ejercía funciones de banco central en EEUU. El hecho de que alguien que no creía en los bancos centrales acabara en los billetes emitidos por un banco central es un síntoma del poder político de los conservadores en el país.
Jackson es, además, el protagonista de un momento clave del genocidio de la población indígena de EEUU: la muerte por hambre, frío y enfermedades de 16.000 personas, de una población de 51.000, que fueron expulsados bajo su mandato –y con su apoyo entusiasta– del Sur de EEUU a lo que hoy es Oklahoma. Fue una limpieza étnica en toda regla. Los indígenas (que también practicaban la esclavitud) se habían adaptado a los hábitos de los europeos hasta el punto de que se les conocía como las cinco tribus civilizadas. Cuando los colonos quisieron sus tierras, las tribus recurrieron al Tribunal Supremo, que les informó, con el asesoramiento del Gobierno de Jackson, de que no tenían ningún derecho. El resultado fue su traslado, escoltados por el ejército y por milicias de voluntarios, al desierto de Oklahoma. Es lo que todavía hoy se conoce como el Sendero de las Lágrimas.
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