«¡Vi tanto dolor!»
«Francisco nos devuelve la vida», agradecen los doce refugiados sirios que viajaron a Roma en el avión del Vaticano desde la isla de Lesbos
Diario Sur, , 18-04-2016roma. El Papa recordó ayer emocionado su visita de la víspera al campamento de Moria, en la isla griega de Lesbos. Ante la multitud reunida en la plaza de San Pedro, en su tradicional plegaria dominical, Francisco explicó que junto al patriarca de Constantinopla Bartolomé y el arzobispo ortodoxo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo, «visitamos uno de los campos de refugiados». Los migrantes «proceden de Irak, Afganistán, Siria, África, de tantos países. Saludamos a unos 300 de entre ellos, uno a uno», continuó el Papa argentino, él mismo nieto de emigrantes italianos.
Entre los refugiados, se conmovió el Pontífice, «había tantos niños: algunos de estos niños vieron morir a sus padres, a sus amigos, en el mar». «¡Vi tanto dolor!», exclamó, visiblemente emocionado Jorge Bergoglio. «Querría contarles un caso particular, el de un hombre joven, tenía menos de 40 años», dijo a los fieles congregados en San Pedro. «Lo conocí ayer (por el sábado), con sus dos hijos. Es musulmán y me explicó que estaba casado con una cristiana, que se querían y se respetaban mutuamente». Pero la mujer «fue degollada por los terroristas porque no quiso renunciar a Cristo y abandonar su fe», continuó. «¡Es una mártir!». «Y este hombre lloraba tanto…», recordó el Papa.
«Francisco nos ha devuelto la vida», es nuestro «salvador», «estaremos a la altura de esta oportunidad». Con estas frases agradecen los doce refugiados sirios el gesto de Francisco al acogerlos en el Vaticano. Las tres familias, musulmanas y en situación regular, que viajaron en el avión desde Lesbos, están hospedadas por la Comunidad católica laica de San Egidio en el barrio romano del Trastévere. En un gesto desafiante hacia Europa, Francisco había reconocido ante la prensa que «es una gota en el mar, pero después de esta gota el mar no será más el mismo», citando a la madre Teresa, durante el vuelo de regreso de Lesbos. «Había también dos familias cristianas, pero los papeles no estaban listos (…). Para mí todos los refugiados son hijos de Dios», insistió.
Con estas nuevas familias, el Vaticano, que tiene un millar de habitantes, alberga a unos 20 refugiados. Si los 300 millones de europeos hicieran lo mismo, unos 6 millones de desplazados podrían encontrar acogida. A finales del año pasado, el Papa invitó a todas las parroquias de Europa a albergar una familia de refugiados, una petición a la que muchas de las aludidas no respondieron debido a una creciente desconfianza hacia los musulmanes.
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