Sociedad

«Ha sido un regalo de Dios»

Las tres familias que regresaron con el Santo Padre a Roma recibieron la noticia entre lágrimas de emoción

ABC, , 16-04-2016

Detrás de la alambrada que rodea el centro de acogida (hotspot) de Moria, los sirios que llegaron después del 20 de marzo esperan. Acaba de pasar el Papa. «Estamos bloqueados, con miedo a ser devueltos a Turquía, a una cárcel y no llegar nunca a Europa. Ojalá esta visita cambie la situación. Queremos ser libres». Tariq, con sus padres y hermanos, esperaba seguir su viaje como el resto de sus conocidos de Alepo y poder llegar a Alemania. Pero salieron más tarde, a finales del mes pasado. Ahora está en este centro de acogida, que se ha convertido en detención, 3.500 personas en un centro cerrado, con el temor de que serán deportados de nuevo a Turquía, ingresando en otro centro, también cerrado.

«Dicen que de vuelta en Turquía pasas a estar al final de la cola para ser enviado a un país europeo», afirma Tariq, quien «no sabía quién era el Papa». Y es que en este centro lleno de sirios, afganos y otros países musulmanes como Irán, Irak y Pakistán no hay cristianos, pero le ha visto llegar y también que le acompañaban muchas autoridades.

Más suerte han tenido las doce personas elegidas por sorteo entre quienes llegaron antes del 20 de marzo a la isla para acompañar al Papa a su regreso a Italia y ser acogidos, por el Vaticano. Hasta ahora malvivían en el centro de acogida de Kara Tepé de Mitilini, la capital de la isla. No se ha divulgado su identidad pero sí su nacionalidad: sirios y afganos. Se trata de tres familias formadas por seis adultos y seis menores. Nur, una de las elegidas, aseguró a la televisión estatal griega: «Es un regalo de Dios, es un milagro. Nos lo han anunciado esta misma mañana». Acompañan al Papa en su viaje de vuelta y serán acogidos por el Vaticano. Una forma sutil del Papa ante la lentitud con la que muchos países europeos tramitan la recolocación de refugiados.

La comunidad católica de Lesbos y las islas cercanas están entusiasmadas. Con la llegada del Papa, los problemas de la sociedad local ante tantos refugiados e inmigrantes en general han vuelto a ser noticia. «Estoy muy orgullosa de esta visita», comenta la señora Isabela, voluntaria de Cáritas, que ha viajado desde la isla de Siros, como otros desde Tinos y Jíos para ver al Papa en el puerto. «Llevamos años ayudando a los inmigrantes que llegaban a nuestras islas, desde antes de la guerra en Siria. Hemos repartido ropa, comida, dinero… Ahora mucho más».

Mariastella Tsamatropoulou, que trabaja en Cáritas Grecia, está eufórica: «Hablamos con el Santo Padre, le entregué las flores de nuestros niños, sus dibujos y un álbum sobre lo que hacemos. Nos ha dado fuerza y esperanza». Se refiere a las familias vulnerables y sus hijos que están acogidos en un hotel, un proyecto financiado por Cáritas Suiza, Alemania y Austria.

Cáritas ofrece alojamiento, comida y cuidados a 230 personas en un coqueto hotel. «Antes las familias se quedaban dos o tres días para descansar y luego seguían su viaje europeo. Ahora, después del acuerdo, se quedan mas días. Damos prioridad a los mas vulnerables: mujeres embarazadas o con bebés, niños enfermos… con el apoyo de traductores y asistentes sociales. Distribuimos ropa y jugamos con los niños», señala Tsamatropoulou.

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