Aumenta la tensión en Idomeni y se teme otro alud humano hacia Italia

La Vanguardia, Eusebio Val, 14-04-2016

La tensión en Idomeni, en la frontera entre Grecia y Macedonia, volvió a estallar ayer ante la impaciencia y la frustración de los más de 10.000 inmigrantes y refugiados allí bloqueados al cerrarse la ruta balcánica hacia el centro y el norte de Europa. En Italia, mientras, crece la preocupación ante los inquietantes indicios de que el Mediterráneo central puede volver a ser la ruta principal –mucho más peligrosa que la del mar Egeo, de un flujo humano masivo e imparable.

En el campo de Idomeni, la policía macedonia lanzó gases lacrimógenos para dispersar a unos cincuenta migrantes que intentaban derribar la alambrada de espino que impide cruzar la frontera, según informó la agencia Reuters. Luego hubieron de intervenir también las fuerzas antidisturbios griegas.

Los nuevos incidentes coincidieron con una reunión, muy cerca de allí, del presidente macedonio, Gjorge Ivanov, con sus homólogos esloveno y croata –Borut Pahor y Kolinda Grabar – Kitarovic, respectivamente– para discutir la situación. Los tres visitaron un centro de tránsito para migrantes. Tras el encuentro, Ivanov reconoció que los últimos hechos violentos en Idomeni “muestran que hay una gran presión de los migrantes para reabrir el corredor”, pero insistió en que Macedonia no lo hará y respetará así la decisión tomada por la Unión Europea.

En la isla de Lesbos, otro escenario griego de la emergencia humanitaria, el mar estaba ayer en calma total y eso facilitó la llegada de un centenar de inmigrantes en las últimas 24 horas, mientras aumenta la expectación ante la visita que realizarán el sábado el papa Francisco, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, y el arzobispo de Atenas. En el centro de refugiados de Moria se hacinan unas 3.000 personas. Francisco y los líderes ortodoxos acudirán a Moria y también al puerto. Les recibirá en la isla el primer ministro griego, Alexis Tsipras. Francisco, en la audiencia general de ayer, se refirió a su próximo viaje a Lesbos, dijo que pretende expresar su solidaridad con los refugiados y con los isleños, al tiempo que agradecer a todo el pueblo griego su generosidad con la acogida.

La Guardia Costera italiana, entre tanto, coordinó en poco más de un día un total de 18 operaciones de rescate en el canal de Sicilia, frente a las costas libias. La jornada del martes fue la más intensa, con 17 acciones de socorro y 2.154 personas salvadas en el mar. Ayer se socorrió a otros 121 náufragos. La mayoría de migrantes y refugiados viajaban en embarcaciones neumáticas. Además de naves militares italianas, participó en el operativo un barco maltés y el remolcador noruego Siem Pilot, integrado en el despliegue europeo de la agencia Frontex. La unidad escandinava salvó ella sola a 651 personas.

Los temores a un fuerte incremento del flujo en el Mediterráneo central fueron expresados ayer, en su intervención ante el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, por el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk. “Estamos dispuestos a demostrar nuestra solidaridad con Italia y con Malta”, resaltó Tusk.

Es sorprendente que, pese a haber tantos rescates, la prensa y la televisión italianas han ignorado las últimas operaciones de socorro. Las alarmas sólo se activan cuando las barcas zozobran y hay víctimas. De lo contrario, los salvamentos y la llegada de migrantes a los puertos se han convertido en escenas de cotidianidad que casi no son noticia.

Sí tienen repercusión, en cambio, las obras en la frontera entre Italia y Austria, en el Brenner. Los austríacos están levantando una valla de varios centenares de metros, un auténtico muro, en previsión de una avalancha de gente si la ruta balcánica por Grecia y Macedonia se desvía hacia Albania y hacia el Mediterráneo central, para usar Italia como territorio de paso hacia otros destinos europeos. El Gobierno de Roma está muy irritado con Viena. Se han movilizado los ministros de Asuntos Exteriores y del Interior, e incluso el propio premier, Matteo Renzi. Los líderes italianos piden a la UE que verifique si lo que está haciendo Austria se ajusta a las normas europeas y a los acuerdos de Schengen. Consideran que los vecinos actúan de modo desproporcionado teniendo en cuenta las cifras muy reducidas de flujo de migrantes en ese punto en los últimos meses.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)