Lo confesó hace ya bastantes semanas el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Es relativamente sencillo alcanzar acuerdos entre los 28, el problema es que se materialicen. Así que en esta UE tan rica en lo cultural y tan engorrosa en lo burocrático, todo es desesperadamente lento, incluso en asuntos tan dramáticos como el de la crisis de los refugiados. Un dato. Desde septiembre, los 28 sólo han reubicado desde Italia y Grecia a 1.145 demandantes de asilo de los 160.000 comprometidos.

Ayer, el Colegio de Comisarios, reunido en Estrasburgo, aprobó el segundo informe sobre el estado de los acuerdos alcanzados hace ya más de medio año. «La Comisión pide a los Estados miembros que aumenten drásticamente sus esfuerzos para la reubicación con el fin de aliviar la urgente situación humanitaria en Grecia y evitar el deterioro de la situación en Italia, donde los flujos migratorios están aumentando», advierte el documento, que detalla país por país el esfuerzo realizado.

Por ejemplo, España, pese a ser la quinta potencia de la UE, sólo ha recibido a los 18 asilados que llegaron procedentes de Italia a finales del pasado año. Pese a todo, el nuestro no es el peor país ni de lejos porque Austria, Hungría, Croacia, Eslovenia, Eslovaquia o Polonia no han acogido a ninguno. De los 1.145 trasladados, 615 procedían de Grecia y han ido a Francia (242), Finlandia (111), Portugal (89), Holanda (48), Alemania (37), Luxemburgo (30), Rumania (15), Irlanda (10), Estonia (7), Chipre, Letonia, Lituania y Malta (6 cada uno) y Bulgaria (2). En relación a las 530 personas que han viajado desde Italia, se han reubicado en Francia (137) Finlandia (135), Portugal (92), Holanda (50), Suecia (39), Bélgica (24), Alemania (20), España (18) y Malta (15).

5.677 reasentamientos

1.145. Una cifra que ha caído como un mazazo sobre la ya muy deteriorada imagen de Europa. ¿Por qué ocurre esto? Los países insisten en lamentar que si todo va tan lento es porque Grecia e Italia han tardado un mundo en tener todo listo (toma de huellas, controles de seguridad, registros…), pero Bruselas asegura que existe una bolsa de unas 40.000 personas que ya pueden ser trasladadas a otros Estados miembros, que lo que realmente falta es voluntad política. Ésta es la clave. En marzo, el comisario de Migración e Interior, Dimitris Avramopoulos, aseguró que era necesario aumentar las recolocaciones a un ritmo de 6.000 al mes. Ahora se cumple el primer mes desde sus palabras. ¿El resultado? 208 traslados.

Mucho mejor se está desarrollando el programa de los reasentamientos, que pretendía traer a Europa a 22.000 asilados que ya se encuentran en países como Turquía o Líbano. Ya se han producido 5.677 traslados y, de nuevo, ninguno a España. Por países, el desglose es el siguiente: Reino Unido (1.864), Austria (1.395), Dinamarca (481), Suiza (413), Holanda (332), Noruega (323), Irlanda (258), Bélgica (212), Italia (96), Finlandia (74), Francia (72), República Checa (52), Islandia (48), Alemania (37) y Liechtenstein (20). Aquí participan países tanto de la Unión Europea como otros asociados.

Ante la flagrante falta de avances, Bruselas advirtió ayer de que seguirá vigilando la situación y que «se reserva el derecho de tomar acciones» contra los Estados que no cumplan con sus obligaciones. «No podemos estar satisfechos con los resultados obtenidos hasta ahora», lamentó el comisario.

Por otra parte, la Comisión concluyó ayer que Grecia ha logrado introducir mejoras en el control de su frontera exterior. Sin embargo, continúan siendo insuficientes, por lo que ha dado a Atenas hasta el próximo día 26 para cumplir con todas las exigencias para corregir las «deficiencias» que persisten y que ya fueron detectadas hace varias semanas en un duro informe comunitario.

Y es que la hoja de ruta pactada dice que si los problemas persisten y se mantiene la presión migratoria en la frontera griega de aquí al 12 de mayo, Bruselas deberá presentar una propuesta formal para activar por primera vez el artículo 26 del código de fronteras Schengen, lo que en la práctica supone prorrogar los controles interiores durante dos años en aquellos puntos que los Estados quieran.