Un retrato del drama de la inmigración
Canarias 7, , 12-04-2016Que se haya convertido en una estampa que, con frecuencia, aparece en los medios de comunicación, no tiene que restar ni un ápice de importancia y dramatismo al fenómeno de la inmigración subsahariana. Se escenifica con las constantes llegadas de cayucos y pateras. Al contrario, los demoledores retratos de esta cruda realidad son un impulso fundamental para que las autoridades y la población tomen conciencia de esta realidad.
A veces se dan pasos de gigante individuales en busca de un mayor compromiso. La exposición Un mar de frontera, del fotógrafo grancanario Borja Suárez, es un nuevo ejemplo.
La muestra se puede contemplar hasta el próximo 17 de abril, en la sala Felo Monzón del Ateneo Municipal de Vecindario, en el municipio de Santa Lucía, dentro del marco de actividades del 26º Encuentro de Solidaridad con los pueblos de África y Latinoamérica (Espal).
«Se trata de una colección de fotografías que retratan el drama de la inmigración, sobre todo la llegada de pateras. Son 34 imágenes y dos de gran formato», explica Borja Suárez.
El público verá una selección de imágenes que retrata el drama humano que protagonizan estas personas que intentan alcanzar una realidad mejor, aunque la empresa les pueda costar la vida.
«Tengo muchísimas imágenes. Retrato esta situación desde el año 2002. Para la exposición, me he basado fundamentalmente en los dos últimos años», explica el fotógrafo isleño.
«Un mar de frontera no es una exposición crítica. Refleja la poblemática existente, pero más que una crítica al papel de las instituciones públicas, uno de los principales objetivos de la muestra es agradecer, de forma simbólica, el trabajo que realizan los voluntarios de la Cruz Roja. Son los primeros que les tienden una mano al llegar. Les dan comida, abrigo, ropa seca, hablan con ellos. Creo que la exposición reconoce el trabajo de estas personas, la mayor parte voluntarios, que trabajan a cualquier hora del día», apunta.
Esta selección, en la que Borja Suárez se ha alejado de cualquier tipo de dramatismo forzado o morbo gratuito, invita a los que la contemplan a reflexionar. «Me gustaría que ayude a que nos preguntemos si hacemos todo lo que debemos, si somos realmente solidarios, incluso con nuestros vecinos», asegura este fotógrafo que ha retratado con su cámara «estas catástrofes» humanitarias en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
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