La actuación de la Policía macedonia contra los refugiados que intentaban cruzar la frontera desde Grecia el domingo pasado, a los que lanzó gases lacrimógenos y balas recubiertas de goma, ha merecido las críticas del Gobierno heleno, aunque algunas de ellas hayan provocado a su vez reacciones a medio camino entre la sorpresa y la preocupación. El ministro de Protección Ciudadana, Nikos Toskas, condenó los hechos pero advirtió a la vez que «los inmigrantes que fueron golpeados ayer son los yihadistas de mañana». Toskas, que negó que los agentes macedonios hubieran cruzado al lado griego de la frontera, explicó que la Policía helena no frenó a los inmigrantes porque «esto habría provocado incluso una mayor reacción».

Los soldados que vigilan la frontera y los cientos de refugiados que aún aguardan en la localidad griega de Idomeni a cruzar a la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) protagonizaron ayer nuevos altercados. Decenas de personas se encaramaron a un vagón de tren e intentaron empujarlo hacia Macedonia. Algunos manifestantes se acercaron a la verja que separa ambos países para entregar ramas de olivo a los soldados.

Aunque se vivieron momentos de tensión, no llegó a estallar un enfrentamiento como el ocurrido el domingo. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, calificó de vergonzoso el uso de balas de goma y de gases lacrimógenos por parte de la policía de la ARYM. «Es una vergüenza para la civilización europea y para los países que quieren formar parte de esta civilización», afirmó Tsipras. El primer ministro subrayó que el cierre de la frontera es una realidad que Grecia no puede cambiar y que su Gobierno hace una carrera contrarreloj para convencer a los refugiados de que no pueden cruzarla y que deben aceptar su traslado a centros de acogida.

Los incidentes del domingo arrancaron a partir de un rumor que surgió tras ser distribuido un folleto manuscrito en árabe que invitaba a los refugiados a reunirse ante la valla porque la frontera iba a abrirse. La Comisión Europea pidió ayer que se proporcione información «adecuada» a los miles de refugiados instalados en Idomeni para que acepten ser trasladados a otros campamentos en Grecia.