Algunos matices sobre los inmigrantes
Público, , 08-04-2016Samir Nair nunca fue un negro del campo sino un negro de la casa de Francia, pero de la casa al fin y al cabo. Lo que sí sorprende es su tono paternalista del que se deduce que: los blancos son las víctimas (como diaria José Bono) cuando afirma que: “La UE enfrenta a dos tipos entremezclados de demanda migratoria; una estructural: la de los inmigrantes económicos; otra coyuntural: la de los solicitantes de asilo”.
Es el imperialismo francés quien fomenta las dictaduras criminales como las de Paul Biya, Obiang, Bongo Gabon, Idris Camara en Guinea, Denis en en Congo, etc… Es Francia quien desestabilizó el continente africano que asesinó a Lumumba, Tomas Sankara y más recientemente a Gadafi.
¿Los negros que escapan de esos infiernos son inmigrantes económicos o solicitantes de asilo? Resulta que cuando esos genocidios se producen en Siria deben calificarse como demanda coyuntural cuya enunciación, por sí sola, ya goza de virtualidad. Este es un discurso y una exposición perversa, falsa y falseada que recuerda a la campaña Black life matter la vida de los negros también importa surgida en Fergusson (EEUU) tras la matanza de Michel Brown. Ambos son estructurales, ya que la separación entre la miseria que producen las guerras civiles por los intereses franceses es buscar la cuadratura del círculo. Asimismo, esconde los enormes intereses neocoloniales que tiene Europa y en especial Francia, Alemania, Bélgica y Reino Unido en África.
El uso de la terminología cosificante o zoológica esconde una relación que el enunciado legislativo que la propia UE instrumentaliza y viola en función de sus propios intereses, como es el Tratado de Schengen (1993). Esto le da a Europa la posibilidad, aunque solo sea dialéctica, de imponer una demanda migratoria para legitimar la esclavitud. Por ello, si me lo permiten, desearía resituar el debate en términos o intereses de los esclavos del campo.
Uno de los debates centrales en la pasada convención del Movimiento Panafricanista de España 2016 en Leganés bajo el título Sin mujeres no habrá reparación fue el tema de los refugiados y por extensión, de la inmigración centrada en la mal llamada segunda generación.
Este es un debate falso y falseado pues se produce frente al abandono y exclusión de las refugiadas negras en Ceuta y Melilla (España) o Lampedusa (Italia) para centrarse sólo en los refugiados blancos de Siria. De repente, los ayuntamientos descubrieron a los refugiados y pusieron en sus fachadas cartles en los que se leía Welcome refugees. Para quienes hemos vivido la Guerra Fría y sabemos cómo ésta definió África en el presente, la bondad de los ayuntamientos así como la inusual simpatía de los que salían a recibirles, sencillamente, fue insultante.
Me vino a la retina esas mujeres negras violadas en el monte Gurugu por la policía o ese chico al que entrevisté con una cicatriz de 40 centímetros producto de las concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla. Me recordaba a la misma farsa que los progres blancos europeos se han montado con la llamada revolución de los claveles donde se honra a los fascistas portugueses, mientras que a los verdaderos héroes como Cabral, Neto, Samora Machel… jamás se les ha hecho un homenaje; ni siquiera por aquellos que han llegado al poder saltando los cielos.
Como ya le dije una vez a Jorge Vestrynge en Fort Apache, fuimos esos mismos negros que, junto a los republicanos españoles, fuimos a liberar París y echamos a los nazis. Hemos sido colaboradores, socios, explotados y amigos de Europa: primero con sus colonos, misioneros y la fe cristiana; después con la Guerra Fría; y hoy con sus ONGs. Ahora Europa hace guerras para salvar a los ucranianos de los sirios, que eran sus enemigos, y a los negros hoy les matan en la valla con el aplauso de las tertulias de TV.
El profesor Nair está acostumbrado a hablarle a alumnos blancos con el mismo criterio que el gol de Iniesta en Sudáfrica, pues reproduce la espiritualidad discursiva de los gobiernos y los medios de comunicación europeos al afirmar que los negros pueden venir legalmente con visado. Sin embargo, los datos dicen claramente que en los últimos años la Unión Europea concedió 900.000 visados a rusos, a toda África negra 50.000 y al África del Norte (mal llamada Magreb) unos 300.000. Teniendo en cuenta que África es un continente habitado por 1000 millones de habitantes y que está en manos de la UE, decir las cuotas de inmigrantes anuales, a tenor de lo visto, es un disparate, ya que los blancos no podemos venir legalmente porque no nos dan los visados.
Estos datos evidencian que, efectivamente, los negros no son ningún problema cuantitativo para Europa; el problema es que son negros. La cosa no es que vengan en patera muchos más de los que vienen en avión, sino la negrofobia implícita en las cifras y las decisiones de los gobiernos, así como el silencio de la opinión pública. Sin duda, hay un plan determinado que dice que los negros, cualquiera sea su número, han de rechazarse para evitar una hipotética aplicación de los acuerdos de Durban 201, la PNL 2010.
El tercer actor que legitima la negación de la reparación son las macro ONGs blancas. Y esto es un problema claro de negrofobia y racismo institucional al que este tipo de organizaciones no pueden hacer frente porque son instrumentos al servicio del discurso neocolonial. Éstas deben abandonar la emotividad y asumir que la única forma de ayudar a las personas colgadas de la valla es sumarse al movimiento por la reparación por más de 5 siglos de esclavitud, colonialismo, Apartheid y ahora inmigración. Por tanto, la única solución es la repolitización del debate en términos de unidad temática alrededor de la famosa memoria histórica del manido concepto de ciudadanía respecto a otros inmigrantes (como los sirios).
Fanon aclara que dicho concepto de ciudadanía no está hecho para los objetos sino para los sujetos. En la tesis de Nair, los africanos solo podemos aspirar a ser objetos de estudio porque en el subconsciente e imaginario colectivo de la UE, los ciudadanos siguen siendo no negros, con papales o sin ellos. De esta manera, la integración fracasa pues el negro sigue siendo inmigrante. Por lo tanto, discrepo con el profesor Nair y niego ese marco emotivo en términos como ‘vergüenza’ para describir el trato a los refugiados e inmigrantes negros, ya que esto es parte de la epistemología sociopolítica e histórica europea. Asimismo, se explica por la incapacidad europea de descolonizar sus campos de saber en relación a la multiculturalidad, siendo éste el primer paso hacia la reparación.
Otro aspecto que me gustaría que en este debate pudiera comprenderse y desgraciadamente muy de actualidad por los atentados de Bélgica, es la negación del sentido de pertenencia de la tercera generación. En este debate están inmersas las terceras generaciones y por eso los guetos están estallando como en Los Ángeles en 1992. Eso lo hemos visto en París, Londres, Copenhagu, Lisboa, etc. Los jóvenes que van a Siria a la Yihad seducidos por el estado islámico o los que van al parque seducidos por los Latin Kings no son de Siria, ni Senegal, ni Nigeria, ni Marruecos, ni Ecuador, ni de Malí; son de Saint Dennis (Francia), Peakham (Londres), Amadora (Lisboa), del barrio del Príncipe (Ceuta), Molenbeek (en pleno centro de Bruselas). Estas personas no han venido de Marte ni de Júpiter, sino que han nacido en Francia y han leído a Moliére. Así pues, la pregunta es: ¿Por qué ha fracasado ese proyecto de integración con los hijos de negros, indios y moros que sin embrago ha triunfado con la alcaldesa de París y el primer ministro?
Debemos reflexionar con rigor, sin miedo y sin matar al mensajero sobre el fracaso de la integración de los no blancos. El miedo de la opinión pública europea –a diferencia de EEUU- a hablar del pasado colonial y hablar de la reparación invisibiliza ese problema e impide un debate serio. Desde el asesinato de Lucrecia Pérez en 1992, las consecuencias de éstos enfoques falseados como lo del profesor Nair es que el 90% de los casos hay invisibilidad, asistencialismo, tutelaje, lástima, violencia, mediación, caridad y dolor; también hay afropesimismo, pateras, tráfico de miseria como formas extremas de negación (una relación neocolonial de dependencia a través de la macro ONGs).
Las mujeres negras siguen viviendo bajo el empobrecimiento, impunidad y exclusión de un modo muy selectivo. Las personas más atrasadas materialmente que viven en lugares donde persisten endémicamente la hambruna, pobreza extrema y generalizada, marginalidad y fragmentación social, carencia de servicios básicos, agua potable, pandemias, menores expectativas de vida, alta mortalidad infantil, altos riesgos ambientales y alta vulnerabilidad a las catástrofes naturales, políticas y sociales, paro y ausencia de trabajos, bajos niveles de escolaridad y analfabetismo, alta incidencia de violación de DDHH (civiles y sociales), etc; son en su mayoría negros. No es una casualidad. El 90% de las ONG negras no tienen apoyo institucional ni espacios de reunión ni participación.
Todas las políticas siguen diseñadas para potenciar el aislamiento y genocidio negro. Ejemplos de ese racismo inconstitucional en España es el consejo de no discriminación por origen racial. La dificultad de reconocer ante la opinión pública este fracaso de la integración reside en que la evaluación de las mismas las realizan aquellos que, desde los tiempos de Arias Navarro, llevan dirigiendo este debate.
Quienes sufren todas estas violaciones de DDHH son personas con papales que han venido en avión y no en patera o bien han nacido aquí. Si coincidimos con el profesor Nair en la naturaleza política del fenómeno, frente a la visión humanitaria Tarzán. Deberíamos reconocer que para responder con cierto rigor a la pregunta ¿Qué debe hacer la UE sobre la inmigración? deberíamos cambiarla a: ¿Cuál es al trabajo que hasta hoy ha hecho la social democracia europea de Zapatero, González, Sócrates, Tony Blair y Hollande para el actual fracaso?
En los últimos 30 años, los gobiernos, las macro ONG blancas y los medios de comunicación muestran las imágenes de Melilla y las mujeres nigerianas de la Casa de Campo. Argumentan con voces en off un supuesto peligro cuando todos saben que eso supone menos del 3% de la inmigración irregular, pues la mayoría entra legalmente por La Yunquera, Bajaras y El Prat y no son personas africanas , porque como ya aclaré, no nos dan visados. Si tú como turista pides un visado y demuestras que tienes medios económicos para estar en Europa en 3 meses deberían concederlas, pero no se conceden porque hay una decisión gubernamental.
Me consta el caso de Ramidah, empresario mauritano que pretendía invertir 152.000€ en la huerta murciana. Tras muchos esfuerzos desistió, después de estar durante 9 meses en el consulado español de Nuatchok para conseguir el visado. Por eso, a veces el cayuco es el único recurso. La supuesta disyuntiva entre coyunturalidad y estructuralidad expuesta aquí por Nair con respecto a las propias leyes europeas se desvanece.
Entonces, cuando se habla de avalancha, hay que interpelar a la dictadura del Tío Tom, ya que es consciente y concomitante con esta desproporción en la respuesta: disparos con personas que están nadando, carteles en los ayuntamientos con la bienvenida, y finalmente la concesión de visados. Esta dictadura, apoyada por la UE, tiene un altísimo grado de responsabilidad por varias razones. La primera es que asumen como suyas las tesis policiales de las muertes en los CIEs mientras desde la UE se están haciendo deportaciones sistemáticas con la violación de los DDHH. Esos representantes diplomáticos nunca se presentan en el CIEs de Aluche. En segundo lugar, asumen la falsa idea esclavista de que la inmigración se mueve por la búsqueda de trabajo, esto legitima en términos epistémicos, el fundamento de la violencia institucional contra aquellos africanos que lo no lo tengan. De este modo, se trata de plantear el falso debate entre seguridad y libertad tan de moda y que ha vinculado la africanidad al trabajo esclavista como en el siglo XVII.
El Estado africano, debido a su esencia neocolonial, es muy irresponsable, ya que con las acreditaciones diplomáticas, gracias a los acuerdos con Zapatero, no sólo le permite cobrar por cada negro expulsado, sino que delega su responsabilidad en agentes ‘profesionalizados eurocéntricos’ de los CIEs.
El boom demográfico africano ha acabado con el mito de los negros, inventado por los misioneros durante la esclavitud y más tarde, recogido por las ONGs para conseguir campañas de financiación. Debemos derribar estas ideas falsas impuestas con la complicidad de los sindicatos. Pretender que una vez superada la crisis capitalista podremos volver a explotar los esclavos en los invernaderos de Almería, es un sofisma.
Por ello, para concluir, recomiendo nos apartemos de esta visión secular neocolonial propio de las novelas de Kipling. Si Europa como ocurrió durante la revolución francesa pretende mantener la Liberté, Égalité y Fraternité en París, pero la esclavitud, violencia y explotación en Haití, a buen seguro seguiremos siendo la merienda de los blancos cada vez que el terrorismo golpee en el continente. Asimismo, a estos chavales que están en la Balue viendo videos de yihadismo, del Real Madrid de Benzema, de Zidane o se encuentren en el Latin King escuchando a Don Omar, hay que hacerles un contrarelato que permita romper con la jerarquía interpretativa neocolonial del racismo institucional para seducirles y conquistar sus espacios. Sólo así recuperaremos las interpretaciones más justas de los marcos legislativos, basados en los artículos de la declaración de los DDHH que faculta a todos los seres humanos (incluso los negros) el derecho a la libre circulación. Eso no es teoría política de Zimbabwe, sino es la esencia de Europa.
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