Un menú para mitigar el drama de los refugiados

Sociedades gastronómicas de Gipuzkoa preparan una comida el 9 de abril El dinero recaudado en la jornada solidaria se destinará al proyecto Zaporeak que opera en Grecia repartiendo comida entre los desplazados

Diario Vasco, AINHOA MUÑOZ | SAN SEBASTIÁN, 06-04-2016

Quién lo iba a decir. Que un menú compuesto por unas patatas a la riojana, un pollo asado y de postre un flan o un arroz con leche a elección del buen comensal podría estar capacitado para salvar vidas a miles de kilómetros de distancia de Gipuzkoa. No, no se trata de una receta milagrosa. Más bien es una apuesta de la cocina popular vasca para ayudar a los refugiados sirios. Al menos esa es la pretensión de medio centenar de sociedades gastronómicas del territorio que, bajo la organización de la Unión Artesana, han preparado una comida solidaria con el objetivo de recaudar el máximo dinero posible y destinar los beneficios al proyecto Zaporeak.
EL DATO

3.000

raciones de comida reparte cada día el proyecto Zaporeak en la costa griega a los refugiados sirios, además de a los socorristas voluntarios, que fue la idea inicial.

Comida solidaria

Fecha. Sábado 9 de abril, a las 14.00 horas. De momento se espera que participen más de 50 sociedades guipuzcoanas, aunque la convocatoria aún está abierta.

Inscripción. La comida solidaria está abierta a toda la ciudadanía, no hace falta ser miembro de ninguna sociedad.

Precio. 20 euros por persona.

Menú. Patatas a la riojana, pollo asado y postre aún por elegir: flan o arroz con leche.

Cuentas. Si quiere colaborar con el proyecto Zaporeak, además de acudir a la comida solidaria se puede ingresar dinero en las cuentas de Kutxabank (20955011809115250322) o Laboral Kutxa (30350103881030035880).

La jornada, que se celebrará el sábado 9 de abril, nace de los «remordimientos» de quienes «sienten la necesidad» de ayudar desde su casas. «Estamos viendo en los medios de comunicación cómo sufren en Grecia los refugiados sirios y, ante la desesperante situación que viven en Europa, hemos decidido movilizarnos», cuenta Javier Martínez, presidente de la sociedad Unión Artesana y artífice de reunir a las sociedades de Gipuzkoa interesadas en aportar su granito de arena. «Y qué mejor forma de ayudar que haciendo lo que nos gusta, ¡cocinar!», recalca.

Las más de cincuenta sociedades que se prevén participarán en esta jornada benéfica aún están a tiempo de sumarse a la convocatoria quienes así lo deseen, degustarán cada una en su txoko un menú por valor de 20 euros. Un plan perfecto para hacer de una buena comilona y una reunión entre amigos un gesto repleto de solidaridad.

El dinero que recauden, explica Martínez, tendrá un fin muy concreto: fortalecer el Proyecto Sabores, Zaporeak, que opera en Grecia desde principios de año y que cuenta con cocineros voluntarios encargados de preparar la comida que reparten entre los socorristas y los miles de refugiados que llegan todos los días a la costa griega. «Nos hemos visto en la obligación de solidarizarnos con todos ellos, tanto con los refugiados como con los voluntarios. Solo con diez euros, es decir, ‘medio’ comensal, conseguiremos diez kilos de lentejas», comenta con entusiasmo Martínez. «La gente, cuando por fin consigue alcanzar la costa, viene muerta de hambre, no podemos permitirlo», sentencia.

Teniendo en cuenta que el tránsito diario de expatriados por las islas griegas es de unas 6.000 personas, de familias que llegan huyendo de la guerra, «lo poco que podamos hacer será mucho para ellos, porque los voluntarios se encuentran colaborando en penosas condiciones sobre el terreno».

Las necesidades más básicas

Cierto es que no hay nada como pisar suelo griego para ser consciente de las terribles condiciones en las que viven los refugiados sirios una vez alcanzado lo que ellos creen asociar con su salvación: Europa. Quizá no huyan de bombardeos inexplicables, pero su drama , desgraciadamente, continúa en suelo ‘amigo’. «Los campamentos son auténticos campos de concentración, cercados por una valla metálica con espinos», describe Peio García Amiano, uno de los responsables de Zaporeak y testigo directo de la odisea de los refugiados.

Se refiere al campamento oficial de Vial, situado en la parte central de Chíos, donde los militares griegos envían a los sirios recién llegados. A estos solo les espera una antigua nave industrial donde la comida es más que escasa. Allí, todo está vallado, aunque no falta quien trata de colar alimentos por las rejas: «Siempre que se despistan metemos comida por la valla, porque los recursos del ejército no llegan para cubrir todas las necesidades», desvela García Amiano. «700 comidas para más de 1.400 personas… ¿cómo van a alimentarse así?», se pregunta.

Este voluntario del proyecto Zaporeak, iniciativa de la Asociación Intxaurrondoko Gastronomi Elkartea, no puede disimular las «satisfacción» que «me produce» la ayuda de las sociedades gastronómicas: «La recaudación que consigan será una ayuda importantísima para nosotros, porque se nos triplican los gastos», cuenta. «Que la cocina popular vasca nos apoye es impresionante», dice emocionado.

Como Amiano, todos los miembros del proyecto ya han manifestado su postura de mantener a sus voluntarios en la costa griega para seguir ayudando a los refugiados. Pese a que Chíos será su sede, precisan de una furgoneta cedida por la Diputación de Gipuzkoa que les ayudará a mover los alimentos a otros campamentos. Entre ellos se encuentra el comedor solidario de la isla de Kos donde se invertirá el beneficio obtenido por las sociedades gastronómicas guipuzcoanas. «Queremos paliar el desastre humanitario que estamos generando con los refugiados y viendo que los políticos no hacen nada por ayudarles, tendrá que ser el pueblo quien se solidarice con los más necesitados», apunta Martínez.

Así, el dinero recaudado por los txokos gastronómicos será invertido en las necesidades más básicas como legumbres, pasta, arroz, leche y cacao en polvo. «Aunque vemos una necesidad más importante si cabe», cuenta García Amiano: biberones preparados. «Hasta hace nada teníamos biberones cedidos por el Banco de Alimentos de Gipuzkoa, pero los recursos se agotan y necesitamos más. Los niños llegan desnutridos y este alimento puede salvarles la vida», alerta.

Aunque aún no se puede hablar de cifras concretas sobre el dinero que podrán recaudar, se estima que solo en la sociedad Unión Artesana conseguirán 2.000 euros gracias a los 100 cubiertos que se sumarán a la mesa el próximo 9 de abril. «A nada que cada sociedad tenga un número parecido, la cifra puede ser brutal», anuncia Martínez.

Un cubierto, más de una vida

El presidente de la Unión Artesana confiesa además que lo que «verdaderamente» les ha llevado a mover ficha en pro de los refugiados han sido las historias de los voluntarios de Zaporeak cuando regresaban a Gipuzkoa: «Es por todos sabido que la sociedad, por lo general, es hipócrita; cada uno tiene su vida y la vive sin pensar en los demás. Parece que Siria está lejos, pero está más cerca de lo que pensamos. Fue realmente cuando empezamos a escuchar las preocupaciones y las desgracias que han vivido nuestros compañeros guipuzcoanos cuando nos dimos cuenta de lo que verdaderamente pasaba allí, algo inimaginable para nosotros».

García Amiano y todo su equipo reparten alrededor de 3.000 raciones cada día «y aún así no es suficiente». Por eso, desde la Unión Artesana hacen un llamamiento a toda la sociedad guipuzcoana para que la gente se anime a participar el próximo 9 de abril en esta iniciativa. «No hace falta ser socio de ningún txoko gastronómico», advierte Martínez. Así que, ¿quién sabe? Quizá cuantas más personas se animen a pasar un rato agradable en familia y degustar unas buenas patatas a la riojana, más vidas se salvarán.

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