El papa Francisco siente predilección por los refugiados e inmigrantes. Lo demostró eligiendo la isla italiana de Lampedusa, símbolo de la inmigración en el Mediterráneo, para que fuera el destino de su primer viaje como obispo de Roma en julio de 2013. También lo dejó claro el pasado febrero, cuando presidió una Eucaristía en Ciudad Juárez junto a la frontera entre México y Estados Unidos, o el pasado Jueves Santo, en el que celebró la misa de la Cena del Señor en un centro para solicitantes de asilo a las afueras de Roma.

La próxima etapa de este recorrido de Francisco por los puntos calientes de la inmigración será Lesbos, donde desembarcan buena parte de los refugiados que sueñan con alcanzar una vida mejor en Europa tras zarpar desde las costas turcas. De esta isla griega partieron además buena parte de los primeros inmigrantes deportados el lunes a Turquía en cumplimiento del acuerdo que alcanzaron Bruselas y Ankara el mes pasado, destinado a reducir las llegadas de extranjeros a Grecia a través del mar Egeo.

El Papa tiene previsto visitar Lesbos el 14 o 15 de este mes. El Vaticano no confirmó oficialmente el viaje, que será probablemente de un solo día de duración, pero reconoció que existen contactos y consideró «autorizadas» las fuentes griegas que lo daban ayer por hecho. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, aseguró que por el momento no hay «decisiones tomadas, fechas fijadas ni programas definidos».

Se espera que Jorge Mario Bergoglio acuda a la ciudad de Mitilini, donde le recibirá el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, junto al presidente de la República, Prokopis Paulopoulos. Francisco estará acompañado durante la visita por el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, ‘primus inter pares’ entre los líderes de la Iglesia ortodoxa. Bartolomé participa estas semanas en un Sínodo entre las distintas comunidades ortodoxas, del que habría salido la invitación al Papa para que viajara a Lesbos para conocer de primera mano la situación que allí se vive.

Reconocer la solidaridad

Como ya hizo en Lampedusa, donde denunció la «globalización de la indiferencia» ante el sufrimiento de los inmigrantes y los refugiados, se espera que en esta isla situada al noroeste del Egeo Francisco haga un nuevo llamamiento a favor de la acogida de quienes escapan de la guerra, el hambre y la miseria.

También es previsible que el Papa reconozca la actitud de los griegos ante la emergencia humanitaria en que se han visto sumidos tras siete años de crisis económica.