Esperan ansiosos dentro de las tiendas de campaña o caminando por la cárcel en la que se ha convertido el centro de detención de Moria, en Lesbos. No hay sitio para todos, así que muchos duermen sobre mantas en el suelo. Hoy empiezan las devoluciones pactadas en el acuerdo firmado entre la Unión Europea (UE) y Turquía.

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El puerto de Mitilene, en Lesbos, va a ser testigo de las primeras deportaciones al país otomano de personas que huyen de guerras y regímenes dictatoriales y que, según la literalidad del acuerdo entre la UE y Turquía, no han pedido asilo en Grecia. Hay nerviosismo entre los refugiados y temor en el Gobierno heleno a que la desesperación por estar en la lista de deportados provoque escenas de pánico.

Una de las imágenes que describe el interior de los campos de detención de las islas griegas es la de los niños que intentan atravesar las verjas o acercan sus caras a las concertinas para saludar a los periodistas que merodean por la zona.

Qutaiba Touma, un ingeniero sirio de 30 años, deambula por el centro de detención intentando encontrar a sus amigos. «Llegué hace cinco días a la isla. Yo he podido salir de Moria por las heridas que tengo en la cara y el cuerpo. Estuve detenido cinco meses en las cárceles de Siria por el dictador Bachar al Asad. Así que me han permitido conservar el derecho de solicitar protección internacional», explica Qutaiba. Pero no se acaba de creer que sus compañeros vayan a ser deportados. «Es una vergüenza lo que está haciendo Europa», reclama. Asegura que en los centros de detención hay protestas y mucha ansiedad por lo que pueda pasar estos días.

Según Atenas, entre hoy y los próximos dos días 750 personas serán trasladadas a la ciudad costera turca de Dikili en dos barcos. Sobre el papel, el procedimiento parece sencillo: las autoridades helenas identifican quiénes no han realizado la petición de asilo y Frontex se encarga de devolverlos. Hasta ahora, solo han llegado a Grecia varios cientos de los 2.400 expertos requeridos para aplicar el acuerdo, entre ellos policías de Frontex. Es una de las razones por las que se sigue poniendo en duda que se haga efectiva la implementación del acuerdo.

«Mi primo Louay Alrasheed está dentro detenido. Llegamos un día antes del pacto, pero las autoridades griegas nos dividieron en dos grupos. A ellos los registraron el día 21, así que están atrapados», relata Hamaz Alrasheed. Aun así, no pierde la esperanza: «Creo que los sirios podrán quedarse en Europa». «El problema es que no nos han informado bien y muchos rechazan pedir asilo porque no quieren quedarse un año en Grecia», aclara Louay.

Uno por uno
Ankara asegura que hoy llegarán a Turquía entre 400 y 500 refugiados. El ministro del Interior, Efkan Ala, declaró que una vez en suelo otomano los ciudadanos de Pakistán, Afganistán e Irak serán devueltos a sus países, pese a que estos dos últimos países se encuentran en guerra y, en teoría, sus nacionales tienen derecho a pedir asilo.

A los refugiados sirios los enviarán a campos de acogida temporales en Anatolia, en el interior del país, después de tomarles las huellas dactilares. A partir de ahí podrá empezar el intercambio de uno por uno. En el marco del acuerdo entre la UE y Turquía, el país otomano enviará un refugiado sirio a Europa por cada uno que sea deportado desde Grecia.

Ahora mismo hay en Lesbos más de 2.300 detenidos, y las llegadas se mantienen en alrededor de 300 personas al día. Para la petición de asilo, el Gobierno heleno dispondrá un máximo 15 días, que incluye el proceso de apelación; una vez pasado ese tiempo los demandantes no podrán estar más de 25 días retenidos y, en casos justificados, tres meses. La tardanza de la llegada de expertos, los centros abarrotados en las islas griegas y un ritmo de llegadas como el de los últimos días podría dar al traste con el pacto entre Ankara y Bruselas si no se cumplen los plazos y los expedientes de los demandantes de asilo se retrasan.