Arratia-Nerbioi

Harribide, camino hacia la integración

Esta fundación ofrece a jóvenes sin hogar un método asistencial y de comunidades de acogida

Deia, Un reportaje de Iker Ugarte, 03-04-2016

LA Fundación Harribide de Etxebarri ayuda a jóvenes sin hogar y utiliza un método que une la asistencia más básica de techo y alimento, con comunidades de acogida en las que se fomentan los encuentros, la sensibilización y las actividades dirigidas a que monitores y voluntarios compartan vida y día a día con las personas acogidas.

Creada en el año 2003 por la parroquia de San Antonio de Etxebarri, Kukuaren Taldea, Fundación EDE y San Antonio Gaztedia, la Fundación Harribide no nació desde un principio con este proyecto. Los comienzos de la fundación estaban relacionados con el objetivo de crear iniciativas y actividades sociales y poder así continuar con la labor que ya estaban realizando los grupos de tiempo libre de la parroquia, en Etxebarri. Se trataba de acciones y proyectos dirigidos sobre todo a los jóvenes de la localidad y que iban desde la gestión y el trabajo directo en ludotecas, hasta un sinfín de talleres, charlas sobre sexualidad, apoyos escolares, campamentos o espacios de encuentro con padres y madres entre otros. Estas acciones hoy en día también se realizan y están todas enfocadas siempre hacia una labor de ayuda y apoyo en el camino de los jóvenes, una senda que, en ocasiones, se llena de cuestas y piedras difíciles de superar.

Pero Harribide siempre ha permanecido alerta y en 2005, se dan cuenta de que existen más necesidades por cubrir. Es entonces cuando comienza la andadura en el ámbito de las acogidas a personas en situaciones complicadas y que ahora, es una de sus señas de identidad.

Las primeras acogidas comienzan después de un largo tiempo de acompañamiento a personas que salían de prisión con permisos, un acompañamiento que pretendía sobre todo brindar esa acogida humana tan necesaria para la inclusión y la integración de estas personas.

Después, se puso en marcha el primer piso de acogida en la parroquia de San Antonio. Acogieron a tres subsaharianos que estaban en la calle. “Fue una experiencia muy enriquecedora para todos”, explica José Alberto Vicente, párroco de San Antonio y presidente de Harribide. Sirvió además para darse cuenta de que “había jóvenes, en su mayoría inmigrantes , que no tenían donde dormir”. La parroquia se convirtió entonces en un hogar en el que encontrar un lugar en el que “sentirse acompañados y contar con un punto de encuentro”.

más que un techo Entre fijos y ocasionales son más de 25 trabajadores, además de los cientos de voluntarios. En Harribide tienen muy claro que la ayuda sin otro tipo de intervención más presencial no sirve de nada. Por eso los modelos que utilizan consisten en vivir con los jóvenes acogidos. “Buscamos un núcleo estable de convivencia para que se sientan parte de algo”, concreta Juan Carlos González, miembro de Harribide. En algún piso hay “una persona autóctona que vive con ellos y hay noches en las que algún voluntario pasa noches allí”. Otro modelo se basa en la unión de una persona de confianza junto con uno o dos jóvenes que anteriormente estuvieron acogidos por la fundación e incorporar tres o cuatro personas que necesitan un hogar.

Se trata siempre de modelos de convivencia que “restauran y recuperan a esos jóvenes que a veces tienen problemas muy serios”, explica González.

Harribide gestiona cuatro pisos y dos comunidades de acogida en Etxebarri, Bilbao o Algorta. En total unos 30 jóvenes que no reciben ninguna ayuda económica y que encuentran en este proyecto su camino hacia la emancipación y la integración en la sociedad. Además de la experiencia Gauean, donde junto con otras asociaciones ofrecen un sitio en el que dormir y descansar. Vicente asegura que han comprobado que esta labor “funciona y es efectiva”. Los siete jóvenes que acogen en la parroquia de San Antonio son el ejemplo. Agradecidos y confiados en encontrar su sitio en Euskadi, aseguran que este es su hogar ahora. “Queremos formarnos para poder trabajar”, explican.

Tanto los jóvenes como los miembros de Harribide han conseguido formar un núcleo de unión y acción que beneficia “a todos”, aseguran.

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