Los neonazis violan el luto

Unos 450 ‘hooligans’ belgas revientan una concentración de duelo en Bruselas La ultraderecha rentabiliza el miedo tras los ataques y aumenta en un 3.000% sus seguidores en las redes sociales

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO BRUSELAS ENVIADA ESPECIAL, 28-03-2016

La ultraderecha trató ayer de sacar provecho del miedo que sacude a Bélgica tras los atentados del pasado martes. Unos 450 hooligans de distintos equipos pero unidos por la ideología neonazi, muchos de ellos encapuchados y borrachos, profanaron ayer la Plaza de la Bolsa en Bruselas, convertida en símbolo del luto nacional belga tras los ataques yihadistas. Y lo hicieron mientras cerca de un millar de personas se concentraron pacíficamente en el lugar en homenaje a las víctimas y en repulsa del terrorismo, desoyendo los llamamientos del Gobierno a la población para que, por motivos de seguridad, no secundara esa concentración.

Había familias al completo, inmigrantes , imames… Todos en silencio, alrededor de la marea de flores, velas y mensajes que desde hace seis días recuerdan en la Plaza de la Bolsa a los muertos y heridos en el atentado contra el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro de Maelbeek. Essan Secundar, imam de la mezquita de Ahmadiya en Bruselas, acababa de gritar desde la escalera de la plaza: «Estos ataques son inhumanos y atentan contra toda religión y contra la fe musulmana». Una espontánea se había lanzado a cantar el Ave María de Schubert. Y, entonces, apareció la jauría.

Eran alrededor de 450 tipos, casi todos vestidos de negro y muchos, con el rostro oculto bajo pasamontañas. Olían a alcohol y chillaban a coro cosas tipo: «Ésta es nuestra casa» o «El IS y el Estado son cómplices». Daban miedo. Aun así, desde el lado de los pacíficos, hubo quien se atrevió a contestarles: «No al odio», «Viva la Bélgica multicultural». Los agentes sí que trataron de pararles los pies, recurriendo incluso a gases lacrimógenos y a mangueras para tratar de dispersarlos. Los hooligans, por su parte, respondieron lanzando piedras, botellas y demás objetos y haciendo el vándalo en las calles de los alrededores. La batalla se saldó con alrededor de una decena de detenidos.

La mayoría de los extremistas habían llegado a Bruselas desde Vilvoorde, una ciudad de la región flamenca, con el objetivo no tanto de demostrar que no tienen miedo al terrorismo sino de generar ellos mismos el miedo. Y, desde luego, lograron asustar a las apacibles familias que se concentraban en la Plaza de la Bolsa. Pero la policía, que desde el martes controla noche y día esta plaza, les estaba esperando.

Las fuerzas de seguridad de Vilvoorde ya habían alertado a las de Bruselas de que un grupo de hooligans de extrema derecha se había organizado para tomar un tren en Vilvoorde y, desde allí, plantarse el domingo en Bruselas. El propio alcalde de la localidad había incluso barajado la posibilidad de impedir la salida de dicho tren, pero había llegado a la conclusión de que eso sólo habría inflamado aún más a los hooligans. El caso es que los ultraderechistas se salieron con la suya y consiguieron boicotear la concentración popular.

El alcalde de Bruselas, Yan Mayeur, se declaraba «escandalizado» por lo sucedido y apuntaba el dedo contra el Gobierno central, acusándolo de no haber impedido la llegada a la capital de esa marabunta de hooligans. «Hago un llamamiento a todos a mantener la calma y a dejar a la policía hacer su trabajo», reaccionaba el primer ministro, Charles Michel. «Pido que se respete el dolor en todo momento, es absolutamente intolerable que algunos manifestantes hayan interrumpido el momento de recogimiento en la Plaza de la Bolsa». Tras los disturbios de ayer, se ha decidido suspender el homenaje a las víctimas previsto para hoy en el Atomium, en el parque de Heysel.

Pero, lo que parece claro a la vista de los sucesos de ayer, es que los atentados yihadistas de Bruselas están dando nuevos y renovados bríos a la ultraderecha belga, como ya sucediera en Francia después de los atentados de París de noviembre pasado, cuando el partido xenófobo de Marine Le Pen ganó unos siete millones de votos en las recientes elecciones departamentales. Una prueba, tal vez anecdótica pero prueba al fin y al cabo, es que el apoyo al partido flamenco de extrema derecha Vlaams Belang se ha multiplicado en Facebook tras los ataques suicidas del martes.

El número de me gusta cosechados en esa red social por Vlaams Belang ha aumentado nada menos que en un 3.000% durante la semana pasada y en relación a la anterior. El propio Tom Van Grieken, el hombre al frente de Vlaams Belang, aseguraba sacando pecho que la página en Facebook de esa formación ha sumado 10.000 nuevos me gusta tras los atentados del pasado martes y que sus comentarios advirtiendo de los peligros que entrañan los musulmanes radicales han sido compartidos por más de cuatro millones de personas.

Un dato que cobra especial relevancia en un país como Bélgica, con una población de sólo 11 millones de habitantes, de los cuales se calcula que alrededor del 6% son musulmanes.

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