El niño de la maleta vuelve a sonreír

La Vanguardia, Silvia Fernández, 29-03-2016

Por fin el pequeño Adou Ouattara ha recuperado su sonrisa y es un niño feliz. Tras haber llegado a España a través de Ceuta en mayo del pasado año en el interior de una maleta y protagonizar uno de los casos más mediáticos de la inmigración irregular de nuestro país, Adou, de 10 años, vive en Madrid junto a su familia: su hermana Marie, de 13; su madre, Lucie, y su padre Alí Ouattara.

Atrás quedan los días retenido lejos de su familia y sin saber qué estaba ocurriendo. Hoy va al cole, juega al fútbol –le ha pedido a su padre que le inscriba en un club del barrio–, sueña con ser Messi, su jugador favorito y disfruta de la tortilla, su plato favorito de la cocina española. Llegar a este punto ha sido, sin embargo, difícil.

Para empezar, su familia ha tenido que mudarse de Fuerteventura a la capital española, huyendo de la fama involuntaria e indeseada de Adou. “Él es lo principal”, señala su padre, Alí, que hace cuatro meses decidió que lo mejor para la familia era irse a Madrid dada la presión que sufría Adou en la isla canaria. “Decidimos irnos porque Adou no podía soportarlo más. En el supermercado, en la calle, en el cole… todos le llamaban el niño de la maleta y él no quería que le llamaran así”, explica Alí.

Para entonces también el padre había dejado de trabajar por problemas de salud en la lavandería en la que estaba desde 2007 y en la que empezó pocos meses después de haber llegado en patera a Fuerteventura. Según relata, desde 2012 venía sufriendo fuertes dolores en el pecho fruto de los esfuerzos de peso de su trabajo, que le obligaban a coger continuas bajas que en más de una ocasión superaron las tres semanas consecutivas. “Si no trabajo, no cobro; así que decidí darme un tiempo a ver si encontraba otra cosa. Al tiempo vino el agobio de Adou, así que lo hablé con mi mujer y nos fuimos”, indica Alí, que explica que eligieron Madrid porque en la ciudad viven una prima de Lucie y su marido, que les están echando una mano.

Por ahora, según este hombre, ha sido la mejor decisión. Adou se está haciendo muy bien a la vida en Madrid, donde aprende español sin demasiada dificultad porque, como señala su padre, “los niños son esponjas” y está haciendo amigos “que ni señalan con el dedo ni hacen preguntas” sencillamente porque no conocen su historia. “Ha recuperado su anonimato. Es uno más y está feliz porque está con toda su familia”, zanja su padre.

Alí no ha dejado de dar vueltas buscando trabajo desde que llegó a la Península el pasado 29 de diciembre. En estos tres meses le han salido trabajos ocasionales en Murcia, Zaragoza y el último, en Bilbao. “Me voy una o dos semanas y vuelvo, pero quiero encontrar un trabajo fijo, donde sea y allí me iré con mi familia. El objetivo es estar todos juntos ,pero vamos a ver si tengo que ir a la cárcel”, señala. Con estas palabras, se refiere a la petición de tres años de prisión que hizo el fiscal hace dos semanas. El ministerio público considera que es responsable de la introducción de Adou en España en la maleta y que la vida del pequeño corrió riesgo. Alí asu­mirá “con dignidad” cualquier pena, aunque cree que los tres años son una “barbaridad” puesto que él no tenía ni idea de la manera en la que su hijo iba a entrar en España.

“No soy un tráficante de personas. Soy una persona honesta que tenía una situación desesperada. Si hubiera sabido lo de la maleta, no lo habría aceptado. No soy malo”, se sincera Alí. La petición de tres años llega después de que en diciembre este padre rechazara una primera de un año que conllevaba reconocer su culpa. “No habría ido a la cárcel, pero eso me iba a perseguir toda la vida como si fuera una persona malvada, y no lo soy”.

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