«Dejadme morir con dignidad»
Un joven sirio se quema a lo bonzo durante una protesta en Idomeni y otro refugiado lo imita
La Voz de Galicia, , 23-03-2016Omar, un sirio de 19 años, vendió todo lo que le quedaba en Alepo para reunirse con su familia en Alemania. El cierre de las fronteras lo dejó atrapado en Idomeni desde hace 22 días. Desesperado por vivir como un «animal» decidió prenderse fuego mientras el resto de sus compañeros se manifestaba frente a la valla que separa Grecia de Macedonia. Junto a él, otro sirio de 60 años lo acompañó en su protesta. Pese al acuerdo entre la UE y Turquía, el flujo de migrantes no cesa y los que están atrapados en Grecia, más de 50.000, temen ser olvidados y condenados a vivir en condiciones inhumanas.
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«Estamos muriendo lentamente. Yo no quiero morir así, dejadme morir con dignidad», fueron las últimas palabras de Omar antes de rociarse con gasolina y encender el mechero. Los servicios sanitarios no tardaron en actuar. El joven está ingresado en el hospital de Salónica con quemaduras de primer grado. Más de 200 personas continúan sentadas en mantas sobre las vías del tren en huelga de hambre. Madres con niños pequeños. Padres que no pueden aguantar más la situación. «La gente seguirá intentando llamar la atención de Europa como sea hasta que nos hagan caso», explica Ahmed amigo del joven abrasado por las llamas. «Europa no respeta los derechos humanos», argumenta Hasán tumbado sobre las rocas.
Acnur abandona
El campo improvisado de Idomeni empieza a parecerse a un pequeño poblado de tiendas de campaña donde las familias intentan sobrevivir con dignidad. Los centros de información de la ONU están cerrados, solo funcionan los servicios médicos. Pasan los días y más de 12.000 refugiados nada saben de su próximo destino. «Hay otros dos chicos que amenazan con colgarse esta noche», avisa Hamed. «Aunque todo el campo, se suicide no nos harán caso en Bruselas», le responde su amiga Raka.
A Grecia se le acumulan los problemas. Las organizaciones internacionales se han revelado contra el pacto entre la UE y Turquía y tanto el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) como Médicos Sin Fronteras dejaron de participar en la gestión de los centros de registro ubicados en las islas griegas, porque consideran que se han convertido en cárceles. No quieren verse implicados en las deportaciones.
Además, la agencia de la ONU denuncia que Grecia no tiene capacidad en las islas para responder a todas las peticiones de asilo. El país heleno cuenta para los recién llegados con 6.000 plazas que prevé ampliar a 20.000. Los refugiados afectados por las devoluciones permanecerán en los cinco hotspots de las islas, pero con un ritmo de llegadas de mil personas al día estos puntos pueden saturarse antes de empezar con las deportaciones previstas para principios de abril.
Han pasado solo cuatro días del acuerdo y Grecia ya ha denunciado que Turquía no está cumpliendo con lo prometido. La portavoz del Ejecutivo heleno, Olga Yerovasili, puso un plazo de diez días para que el acuerdo se cumpla.
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