donostia – Todo gesto solidario y generoso suma en el proyecto Zaporeak, compuesto por voluntarios vascos desplazados a la isla griega de Chíos para dar de comer a los cientos de refugiados llegados de Turquía. Y la donación en este caso alivia de manera notable las tensiones económicas de la asociación gastronómica promotora de la iniciativa, que tiene como sede la villa Yeyette del barrio donostiarra de Intxaurrondo.

Así, la empresa de transporte Argitrans de Irun a puesto a disposición de ese voluntariado un camión para desplazar todas las semanas una tonelada de productos, entre los que no faltará comida para repartir entre los inmigrantes.

Los integrantes de esta iniciativa han recibido con los brazos abiertos la donación porque les permitirá destinar la parte que se ahorran en transporte a necesidades de los refugiados. “Es una excelente noticia y agradecemos este gran detalle. Hay que tener en cuenta que, en el último envío que recibimos, por transportar un palé de 500 kilos pagamos 500 euros”, describe Dani Rivas, quien se encuentra a orillas del mar Egeo junto a otros tres voluntarios llegados de Gipuzkoa.

A esta nueva acción altruista se suma otra de la conservera navarra Pedro Luis, que endulzará los malos momentos de los refugiados con 17.000 botes de mermelada, a los que se sumarán miles de latas de lentejas cocinadas.

ACNUR A esta ola solidaria también se suman las aportaciones económicas de particulares y empresas que, gota a gota, aportan miles de euros para paliar las carencias de las personas que huyen de guerras y penurias. En esta línea, la cuenta de Kutxabank del proyecto Zaporeak ha recibido los dos últimos días 5.000 euros en donaciones. “Los gastos son enormes porque hay que dar de comer a cerca de 1.800 refugiados al día y, además, hay otros pagos, como el alquiler del local donde cocinan. Nos gastamos unos 4.000 euros por jornada solo en alimentos”, manifiesta Rivas, quien diariamente comienza a cocinar junto a sus compañeros a las 7.00 horas.

La buena organización de los integrantes de Zaporeak, además de sus conocimientos de cocina, no ha pasado desapercibida para las organizaciones internacionales, que ya han puesto el ojo en los vascos. Es el caso de la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que, según explica Rivas, les ha pedido que den seminarios de cocina e higiene a los voluntarios llegados de otros países que también elaboran comidas en esa isla griega. – A. Anuncibay