La Unión Europea pule su oferta a Turquía a cambio de devolverle los refugiados

El Periodico, , 17-03-2016

Si el nuevo plan entre la Unión Europea y Turquía para devolver a territorio turco a todos los inmigrantes y refugiados que pisen las islas griegas consigue este viernes vía libre, su aplicación será complicada, muy costosa y rozará la legalidad. Los líderes europeos entienden que no hay alternativa a un pacto con el Gobierno turco e intentan conciliar en el Consejo Europeo las divergencias que siguen existiendo y qué contrapartidas darán a cambio a Ankara.

Solo si todos trabajamos juntos, de forma coordinada y mantenemos la calma, lograremos tener éxito. Soy cautamente optimista, pero francamente, más precavido que optimista, se definía el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. La misma cautela expresaba la cancillera alemana, Angela Merkel, principal impulsora de un pacto que sigue generando dudas. Entre los escollos, dos sobre todo: que el acuerdo no vulnere ninguna legislación europea ni internacional sobre el derecho al asilo y los recelos de Chipre.

Si Turquía cumple sus obligaciones no hay ningún problema, pero si no lo hace no podemos hacer nada, zanjaba a su llegada el presi

dente chipriota, Nicos Anastasiades, sobre las dos exigencias planteadas por Ankara a cambio de aceptar de vuelta a todos los refugiados: eximir de visado desde junio a los turcos para entrar en la UE y, sobre todo, abrir cinco nuevos capítulos en las negociaciones de adhesión que están congelados desde que en el año 2008 el Ejecutivo turco, que no reconoce la existencia de Chipre, se negará a abrir sus puertos y aeropuertos a la república chipriota.

El borrador a debate rebaja las concesiones en torno al impulso que exige el Gobierno turco entorno a las negociaciones de adhesión y Merkel intenta este jueves convencer a Anastasiades de suavizar su postura. Muchas delegaciones, sin embargo, no están dispuestas a pasar por alto la negativa de Ankara. No cerrar un acuerdo es mejor que un acuerdo malo. Turquía pide mucho y no aceptaré lo que en ocasiones parece un chantaje, advertía el belga primer ministro belga Charles Michel.

La tarea es hercúlea, en palabras del estonio Taavo Roivas, pero la sensación general es que no hay alternativa. Necesitamos un acuerdo porque de lo contrario la situación en Grecia seguirá siendo muy difícil y la crisis humana aumentará. Es crucial que sellemos un acuerdo, recordaba el primer ministro, Mark Rutte, copatrocinador de un plan cuyo elemento central gira entorno a deportaciones a gran escala.

Aunque la legislación europea no permite ni las expulsiones en caliente ni las devoluciones masivas, tal y como recordaba el miércoles la Comisión Europea, el análisis juridico confirma lisa y llanamente que todas las solicitudes de asilo serán inadmisibles cuando una persona ya haya sido reconocida como refugiado o disfrute de protección suficiente en el primer país de asilo. Dicho de otro modo, el grueso de los sirios y de otras nacionalidades tienen todos los boletos para terminar de forma exprés de vuelta en Turquía.

Poner en marcha el sistema no será, sin embargo, sencillo. Ankara y Atenas tendrán que modificar su legislación. El primero para garantizar un acceso efectivo a los procedimientos de asilo para todas las personas devueltas y el segundo para definir a Turquía como tercer país seguro. El Gobierno de Alexis Tsipras aspira a que ese reconocimiento sea europeo y no solo bilateral para evitar que en el futuro le lluevan denuncias por vulneración de derechos.

El pacto no solo exigirá una adaptación legal. Sobre todo obligará a Atenas a llevar a cabo una revolución logística. Los centros de recepción de refugiados tendrán que convertirse en centros de repatriación donde acomodar a estas personas mientras se decide su devolución. La idea es separar a los inmigrantes irregulares Grecia aspira a devolverlos en un plazo de 48 horas – de los solicitantes de asilo, que permanecerán más tiempo, pero el objetivo es realizar el registro, la entrevista y el procedimiento por la vía de urgencia.

Para lidiar con todo este trabajo, el Gobierno griego tendrá que aumentar el número de funcionarios y personal y organizar el transporte a gran escala desde las islas a Turquía. Si se mantienen entorno a 2.000 las llegadas diarias esto significará un coste mensual de 20 millones que sufragará el presupuesto comunitario. Es Grecia quien asegura nuestra frontera exterior, es ella la que tiene refugiados bloqueados, es a ella a la que hay que apoyar financieramente, insistía el presidente galo, François Hollande. El borrador de conclusiones en el que trabaja el Consejo Europeo garantiza que la UE volcará todos los medios expertos, intérpretes y guardacostas – para ayudar a Atenas, que enviará ayuda de emergencia y que los Estados miembros ofrecerán con rapidez más plazas para reubicar a los refugiados de Grecia.

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