“Yo no soy un capo de la mafia georgiana”
Kakhaber Shushanashvili niega cualquier relación con el crimen organizado en la primera sesión del juicio en la Audiencia Nacional El fiscal pide para el acusado 33 años de cárcel por dirigir desde Barcelona una red de mercenarios en media Europa
La Vanguardia, , 15-03-2016“Todo eso que dicen no es verdad. Durante muchos años se me ha llamado ‘ladrón en ley’ sin serlo”. Así de rotundo se mostró este lunes al mediodía Kakhaber Shushanashvili, el capo de la mafia georgiana desarticulada en el 2010 en el marco de la operación Java y que se juzga en la Audiencia Nacional. La fiscalía anticorrupción pide para el acusado 33 años de prisión. Asistido por un intérprete, Kakha solo ha querido responder a las preguntas de su defensa, que al inicio de la vista intentó su suspensión por “incompetencia del tribunal”. Shushanashvili llegó a la sala en calidad de detenido, ya que está encarcelado en Francia, pendiente de un juicio, por mandar el asesinato de un capo rival. Las autoridades francesas le han concedido un permiso de extradición de seis mese para poder asistir al juicio que arrancó este lunes y en el que debían de haberse sentado 20 acusados.
Muy serio, Kakhaber Shushanashvili respondió desganado, casi con monosílabos a las preguntas de su letrado. Y solo fue rotundo y alzó la voz al decir “no” cuando se le preguntó si era miembro de alguna organización criminal, tal y como sostienen los fiscales anticorrupción José Grinda y Fernando Bermejo. El hombre ha contado que residía en España desde el 2005, y que sus ingresos eran “legales” y que de vez en cuando enviaba alguna remesa a Georgia para ayudar a su familia.
Los fiscales en su escrito, tras una intensa investigación en la que participaron hasta ocho cuerpos policiales de varios países europeos, no lo ven así. Entienden que Kakhaber Shushanashvili era el lugarteniente en España de su hermano Lasha, alias el Gordo, y verdadero patrón mundial de la mafia georgiana. El grupo disponía repartidos en media Europa un grupo de mercenarios a sueldos a los que movían por el territorio y que se dedicaban al robo con violencia, desvalijar apartamentos, fundir joyas, palizas por encargo y secuestros. El grupo no hacía ascos a ningún tipo de delitos. Para los 20 acusados los fiscales piden un total de 180 años de cárcel. Tres de ellos no se han presentado este lunes en la Audiencia Nacional, y los fiscales han solicitado que se firmen sendas órdenes de búsqueda y captura internacional. Otro de los ausentes murió asesinado el pasado enero en un ajuste de cuentas en un piso de Terrassa, en el que también falleció otro georgiano.
Entre los procesados se encuentra Zviad Darsadze, considerado el contable del grupo criminal liderado por los hermanos Shushanashvili, quienes manejaban ingentes cantidades de dinero a través de una única caja, administrada por Juan Miquela, el único español que se halla entre los investigados y que a preguntas de los fiscales ha limitado su relación con los otros miembros de la banda al de “mediador de seguros”. Además ha explicado que su relación con Kakhaber era casual, ya que lo conoció a través de su suegra.
Juan Miquela no quería contestar ninguna pregunta respecto a las conversaciones intervenidas sin embargo el fiscal preguntó sobre las intervenciones en donde se exponía como su cuenta bancaria era la que recibía todos los ingresos de las transferencias de Italia y Suiza entre otros países.
De vez en cuando Kakha que se encontraba en primera fila del banquillo de los acusados con Zviad, giraba la cabeza hacia atrás donde estaban los demás miembros de la organización y los miraba uno a uno en un claro gesto amenazante y de advertencia.
Zviad Darsadze, detenido en 2010 en el País Vasco, ha reconocido que conoce desde la infancia a Kakhaber Shushanashvili y que les unen lazos familiares, más allá de la amistad. Pero ha negado su participación en actividades delictivas, más allá de sus trabajos en España en empresas agrarias o de almacenamiento. Ha comentado que participaba en apuestas de fútbol y ha dado detalles de su papel dentro de una mercantil que exportaba coches para su venta en Georgia, vehículos que tenían un precio “máximo” 1.700 euros
Juan Miquela, para el que el Ministerio Público pide siete años y medio de prisión, ha explicado que conoció a ‘Kakha’ por la mediación de su suegra, que a su vez trataba a una mujer georgiana en una sociedad franciscana. “No conozco su vida personal”, ha comentado al ser preguntado por cuestiones como su mediación en los movimientos de dinero de la red criminal o el uso compartido de coches de alta de gama.
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