Alemania ha sido durante años la excepción en Europa, el país donde más allá de la derecha de la Unión Socialcristiana (CSU) no se ponía el sol. Las elecciones celebradas este domingo en tres Länder han roto el muro bávaro de contención permitiendo la entrada a sus parlamentos de la semilla que hizo germinar en Francia al Frente Nacional, en Grecia a Amanecer Dorado, en Dinamarca el Partido Popular (DF), en Austria al Partido Liberal (FPÖ), al Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y al Partido de la Libertad (PVV) en Holanda.

Las siglas que se sumarán desde Alemania a esa relación son AfD y se corresponde a Alternativa para Alemania, un partido que, aun con matices, comparte un ideario nacionalista salpimentado de populismo de derechas, euroescepticismo, un férreo bloqueo a la inmigración, rechazo al islam y a los refugiados.

«Ya formamos parte del sistema y si llegamos hasta aquí es para quedarnos», declaró la líder de AfD, Frauke Petry tras confirmarse en las urnas que su formación, nacida de un movimiento liberal y euroescéptico trufado de ultraderechistas y neonazis, accedía por vez primera a los parlamentos de Baden-Württemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt. En los dos primeros Länder, ambos en el oeste del país, AfD recabó el 15,1% y el 12,6% del escrutinio, respectivamente. En Sajonia-Anhalt, la mordida a los partidos tradicionales fue aún mas dolorosa: un 24,2%. Petry usó la crisis de los refugiados para capitalizar el voto del miedo.

Petry, una química de 40 años distinguida en 2012 con la Orden del Mérito, achacó esos resultados a la «catastrófica política» de Merkel, a la que acusa de poner en riesgo la seguridad e identidad nacional con una política de refugiados. Tan peligrosa ve Petry la entrada al país de quienes huyen de la guerra que incluso se dijo partidaria durante la campaña de que la policía de fronteras hiciera uso de las armas de fuego para impedir la inmigración ilegal.

El rostro que mostró Petry al quitarse la careta causó revuelo en en Alemania y hasta en el Parlamento Europeo, donde Peter van Dalen, líder del grupo Reformistas y Conservadores Europeos (ECR), del que AfD forma parte, ha instado a esos eurodiputados a que abandonen el grupo de forma voluntaria antes del día 31. De lo contrario, presentará el 12 de abril una moción de expulsión.

Pero AfD siempre juega a la víctima. Petry cree que tras esa moción está la mano negra de Londres, «un agradecimiento a Merkel del apoyo dado a David Cameron». El domingo culpó a la prensa de impedirles con «su boicot permanente» haber obtenido unos resultados aún mejores y habló de una supuesta conspiración del poder para acusarlo, dice ella que injustamente, de promover el odio y la xenofobia.

«No nos gusta que nos comparen con el Frente Nacional. Con ese partido sólo compartimos programa europeo, es decir la salida del euro o renegociación de los tratados, pero no hay contacto. Su programa nacional es muy socialista», declaró Petry en un encuentro con corresponsales extranjeros en Berlín. No podrá decir lo mismo del FPÖ porque hay un vídeo que prueba un encuentro en Düsseldorf entre las dos formaciones, imágenes que han llegado a Estrasburgo y que en Alemania añaden oscuridad a un partido de estructura y financiación muy dudosas.