crisis humanitaria en la frontera Griega
Más de 2.500 niños que se encuentran en una situación de vulnerabilidad en Idomeni
Veintiséis ONG que trabajan en Grecia y los Balcanes Occidentales, entre ellas Save the Children y Oxfam Intermón, han condenado hoy el cierre de las fronteras en Austria y varios países de los Balcanes Occidentales para evitar el paso de los refugiados que buscan protección en Europa. En Idomeni más de 2.500 niños que se encuentran en una situación total de vulnerabilidad.
Deia, , 04-03-2016atenas – Grecia está determinada a pedir sanciones para los socios de la Unión Europea (UE) que no estén dispuestos a compartir las cargas derivadas de la crisis de refugiados y considera una “provocación” el rechazo de muchos países a acoger a los que huyen de las guerras.
“Esperamos que se reconozca que Grecia no puede asumir sola la carga (de los refugiados). El Tratado de Lisboa contempla el reparto solidario de las cargas. Nosotros cumplimos nuestros compromisos y esperamos sanciones para los que no lo hacen”, dijo Tsipras durante una rueda de prensa conjunta en Atenas con el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk.
Según Tsipras, Grecia ya ha asumido una carga superior a la posible, lo que no ha impedido que sea fiel a los principios arraigados en su cultura de ofrecer ayuda a las personas necesitadas. “Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que se cumpla el acuerdo de Schengen (de libre circulación) y la convención de Ginebra (sobre refugiados). No vamos a obligar a nadie a retroceder en el mar, poniendo en peligro la vida de niños”, remarcó.
Insistió en que Grecia hará todo lo posible por ofrecer ayuda a las personas que lo necesitan y a los perseguidos, pues, sostuvo, “forma parte de nuestra cultura, otros países tienen otra cultura”. “Ningún país debe convertirse en un mero almacén de almas. Aceptaremos tan solo de forma permanente a un número de migrantes que se corresponda con su peso en población dentro de la Europa de los Veintiocho”, subrayó.
Tsipras, quien afirmó ver deteriorada la cohesión europea en las últimas semanas, calificó de “provocativo” el rechazo de algunos Estados miembros a participar en la reubicación desde Italia y Grecia y en el programa de asentamientos desde Turquía y los países limítrofes de Siria, y emplazó a la UE a aplicar con rapidez lo acordado.
Tusk coincidió con Tsipras en que Grecia es el país que más está padeciendo esta crisis y emplazó a todos los socios a acabar con cualquier tipo de acciones unilaterales, que, dijo, son “comprensibles en un contexto nacional, pero socavan el espíritu de solidaridad”.
El presidente del Consejo Europeo afirmó que la prioridad en estos momentos debe ser aplicar el plan de acción con Turquía y detener el flujo masivo de migrantes y refugiados. Tusk remarcó que “Grecia ya no será más un país de tránsito” y “que las reglas de Schengen entraran nuevamente en vigor”.
El primer ministro heleno recalcó que Grecia está cumpliendo sus obligaciones y no solo ha abierto centros de primera acogida en los que se registra a “cada uno” de los migrantes y refugiados que llegan a las islas, sino que también está devolviendo a Turquía a centenares de personas a las que se les ha rechazado la solicitud de asilo. “Además estamos construyendo con rapidez los centros de reubicación y de estancia temporal”, añadió.
Al igual que Tusk, Tsipras defendió una “política coherente” para organizar el retorno de los migrantes irregulares a sus países de origen. Ello no quita, subrayó, que Grecia vaya a dejar a nadie sin ayuda, sino que ofrecerá acogida temporal, en centros “decentes”, a los que deban retornar.
atenas pide “calma” a sus socios El ministro de Migración, Yannis Muzalas, afirmó ya ayer que no espera que las fronteras hacia el norte vayan a abrirse, pese a los llamamientos de múltiples organismos y personalidades internacionales, por lo que el país se prepara para acoger durante dos a tres años a un gran número de personas. Muzalas urgió a los municipios a facilitar locales de acogida e intentó lanzar un mensaje de calma al asegurar que la situación es “manejable”.
Más de 30.000 refugiados están atrapados en Grecia desde que se decretara el cierre de las fronteras por parte de Austria y los países del denominado grupo de Visegrado, un número que, según Muzalas, podría dispararse hasta los 100.000 en las próximas semanas.
Pronto llegaban las respuesta al primer ministro griego. El Gobierno de Hungría acusó ayer a Grecia de intentar imponerle la aceptación de emigrantes y de practicar una política antihúngara por haber pedido que la UE sancione a los socios que no acepten acoger a refugiados.
“La injerencia griega es antihúngara”, aseguró el ministro de Gobernación, János Lázár, quien agregó que Atenas quiere “imponer la inmigración a Hungría”.
Lázár reaccionó así ante el anuncio del primer ministro griego, Alexis Tsipras, de que en la cumbre europea extraordinaria del próximo lunes pedirá sanciones para aquellos países que no cumplan el “reparto solidario de las cargas” entre sus miembros. Para Lázár, la postura griega busca interferir en el proceso legal que Hungría ha iniciado ante el Tribunal Europeo de Justicia en contra de la imposición de cuotas obligatorias de reparto de refugiados. El Gobierno conservador húngaro ha rechazado ese plan de reubicación de los refugiados al asegurar que significan un peligro para la cultura y la forma de vida europeas.
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