La ‘repoblación’ siria de Portugal

El país acoge a 6.000 solicitantes de asilo más de lo previsto como «ejemplo de solidaridad»

El País, VIRGINIA LÓPEZ LISBOA, 28-02-2016

De país históricamente de emigrantes
a receptor de solicitantes
de asilo. Portugal se compromete a
acoger a 10.000 refugiados para
aliviar a otros países europeos que
se encuentran colapsados por la
llegada continua de migrantes a
sus territorios. En total, acogerá a
6.000 personas más de lo que se
pactó en el acuerdo al que llegó el
anterior Ejecutivo conservador
portugués. El primer ministro socialista,
António Costa, quiere dar
así «ejemplo de solidaridad» al resto
de Estados miembros.
«Es esencial que todos nos movilicemos
para responder de forma
positiva al flujo de refugiados»,
afirmó Costa, que considera que
«es la forma que tiene Europa de
garantizar sus deberes de asegurar
la protección internacional de todos
los que son perseguidos, los
que son víctimas de la guerra y los
que buscan en Europa su refugio».
En ese sentido, el jefe del Gobierno
luso anunció que «hasta abril tienen
500 plazas, hasta julio 1.000 y
a partir de julio otras 1.500 plazas».
Fue lo que transmitió el premier en
las cartas que envió a los gobiernos
de los países más afectados por la
crisis humanitaria, entre ellos, Austria,
Italia, Grecia y Suecia. Desde
Viena, respondieron diciendo que
dada la disponibilidad manifestada
por Portugal, lo mejor será que el
Gobierno luso empiece a negociar
directamente con Grecia para resolver
la cuestión logística.
Durante el último año han ido llegando
refugiados a Portugal y se espera
que sigan haciéndolo durante
los próximos meses. «Tenemos cerca
de 1.000 plazas en institutos politécnicos,
otras 850 en escuelas
profesionales y para el sector agrícola
hay otras 2.500 plazas». El objetivo
de Costa es acoger refugiados
que puedan trabajar en el sector de
la agricultura, así como también estudiantes
universitarios. La acogida
se realizará a través de la Santa Casa
da Misericordia, que tiene instituciones
por todo el país y que ya
ha hecho un estudio de dónde podrán
quedarse los migrantes, así como
de los ayuntamientos que han
expresado su disponibilidad.
Es el caso del municipio de Penela
(Coimbra), con 6.000 habitantes,
donde se ha preparado una urbanización
para acoger a varias familias
hasta un total de 20 refugiados. «Vamos
a recibir familias con formación
académica, que vienen con sus hijos,
algunos incluso con bebés», explicó
el alcalde, Luís Matias, que está
satisfecho porque «la gran parte
de la población se ha manifestado
de forma positiva ante la llegada de
los refugiados». Por eso, el edil espera
que «este gesto de un municipio
pequeño como Penela pueda servir
a otros como ejemplo».
El proyecto se ha puesto
en marcha entre la alcaldía
y la Fundación
Asistencia y Desarrollo y
Formación Profesional
(ADFP), que se encargará
de pagar las rentas de
las casas a través de fondos
comunitarios. «Queremos
que los valores humanitarios
de solidaridad
y fraternidad se sobrepongan
a cualquier pensamiento
xenófobo y racista
», afirmó el alcalde,
que espera que en un año los refugiados
puedan tener «su propia actividad
profesional para ser autónomos
e independientes».
Para ello, una de las primeras cosas
que proporcionan a los refugiados
son clases de portugués, como
explicó Teresa Tito de Morais, presidenta
del Consejo Portugués para
los Refugiados –una entidad que
se está encargando del apoyo financiero
para alimentación y
transporte–, quien esta semana defendió
durante una mesa redonda
que abordaba esta crisis humanitaria
que la acogida de inmigrantes
es «beneficiosa tanto para ellos como
para Portugal». «Siempre que
Portugal ha demostrado apertura
para recibir a estas personas han
sido momentos clave para la revitalización
de nuestra economía». A
lo que añadió que «espera que Portugal
pueda proporcionar a estas
personas herramientas que les permitan
regresar a sus países y ser
motores de sus economías».
Por su parte, Filipe Ferreira, vicepresidente
del Consejo Portugués
para la Paz y Cooperación,
responsabilizó a Europa de ser «la
gran culpable de esta ola de refugiados
por su postura de interferencia
y agresión». En 2015, la palabra
del año elegida por los portugueses
fue «refugiado», seguida de
«terrorismo» y «acogida».

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