«Hay personas que piensan que somos un peligro pero no es así, elegimos entre miedo o muerte»

Maryam Fathi, activista de los derechos de las mujeres en Kurdistán, ofreció una charla para hablar sobre su experiencia

Diario Vasco, SARA UTRERA, 28-02-2016

La vida de Maryam Fathi está ligada a la lucha. Fue perseguida por el Gobierno de Irán por participar en una organización de mujeres que luchaba por los derechos humanos en Irán. Como muchos refugiados, decidió huir del país junto a su hijo de cinco años, dejando atrás su hogar, su familia y amigos.

El pasado viernes, invitada por el grupo de solidaridad al refugiado de Zumaia, Fathi ofreció una conferencia en la sala de la cultura Alondegia para dar a conocer su historia.

«Por ser una mujer kurda ya eres un peligro, eres tratada como una persona de tercer nivel», comenzó diciendo. Por haber pertenecido a la organización, a Maryam Fathi le esperaba un juicio de menos de cinco minutos y sin derecho a un abogado, sus compañeras se encontraban en la cárcel y temía lo peor: «una joven fue violada y torturada solo por pertenecer a ese grupo y me enfrentaba a una pena de muerte. Tenía dos opciones: quedarme o huir. Decidí el segundo camino, salir con mi hijo y dejarlo todo en tres o cuatro días». Consiguió salir de manera ilegal, «a través de la mafia», pero los problemas fueron en aumento.

Le habían prometido un pasaporte falso que le sería entregado en el aeropuerto de Teherán para dirigirse a Francia, sin embargo su destino fue Bulgaria. «Nos encerraron junto a otras 18 personas en la habitación de un hotel durante un mes y amenazaban a nuestras familias para conseguir dinero», explicó. Después de un mes se dirigieron a Rumanía.«Nos llevaron entre unos campos de maíz pero nadie sabía a donde nos llevaban. Pasamos la frontera entre Rumanía y Bulgaria, apenas teníamos ropa y teníamos mucho miedo y frío. Un adulto lo puede aguantar pero ir con un niño es lo peor que le puede pasar a una madre», recordó.

«Quieres ir a un sitio seguro»

En Rumanía les esparaba otro mes de encierro hasta que la policía les encontró. «Nos trataron como animales, estuvimos tres días sin comer en una sala que solo tenía un baño. Gracias a un traductor les pude explicar mi situación, de ahí nos llevaron a un Centro de Refugiados pero la mafia seguía enviándome mensajes prometiéndome que iba a ayudarme a llegar a España, me veía en peligro y cuando pierdes todo quieres ir a un sitio seguro».

Por segunda vez fueron detenidos por la policía en la frontera, «si hubiésemos seguido hubiéramos muerto en el mar porque nos esperaba una fuerte corriente y muchos no sabían nadar». Maryam Fathi seguía recibiendo mensajes amenazantes por parte de la mafia, por lo que ella y su marido, que se encontraba en España, decidieron denunciarlos a la policía de la Interpool, «ahora están en la cárcel pagando por lo que han hecho».

En 2010 la activista consiguió asilo político y se trasladó a Madrid gracias a la ayuda de ACNUR. Sin embargo, confiesa que el principio se le hizo muy duro, «era como estar en otro mundo, no entendía a la gente y era otra cultura». Actualmente vive en Bilbao junto a su hijo. Durante la charla, Fathi recordó la situación de los cientos de miles de sirios que están pasando su misma situación, «sé por lo que están pasando porque yo también he tenido que pasar por eso, están llegando por caminos muy peligrosos y miles de ellos están muriendo en el agua. Los tratan como números pero detrás de esos datos hay seres humanos. Hay personas que piensan que somos un peligro pero realmente no es así, elegimos entre miedo o muerte», finalizó diciendo Maryam Fathi.

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