LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ‘EL PRÍNCIPE’

«El final tiene las dosis justas de amargura y felicidad», afirma el productor Aitor Gabilondo

El Mundo, EnviarGuardarImprimir DAVID SANZ EZQUERRO MADRID, 24-02-2016

«Me parece perfecto que se acabe aquí». José Coronado celebra el punto final a uno de los fenómenos televisivos de los últimos años no por hartazgo, ni por disgusto, sino precisamente para salvarlo de la inevitable decadencia que produciría alargarlo más de lo necesario.

El príncipe, la serie más vista de 2015 con una media de 4.602.000 espectadores y un share del 24%, vuelve para despedirse. Telecinco emite hoy (22.30 horas) el primero de los últimos ocho capítulos del esperado desenlace de esta ficción que sigue una trama central sobre terrorismo yihadista que incorpora importantes dosis de acción, suspense y pasión.

«Generalmente, ante la posibilidad de una nueva temporada, los guionistas dejan tramas abiertas. Aquí, sabiendo que es el final han podido apretar mucho más las tuercas y dejar al espectador satisfecho con una serie bien cerrada», asegura Coronado en conversación con EL MUNDO. «Ha sido muy gratificante y tengo la satisfacción del trabajo bien hecho», confiesa sobre su papel como el inspector Fran Peyón.

Esta tanda final de capítulos, que llega tras un largo parón que ha dividido la temporada en dos partes, concluirá con un doble episodio definitivo, que el equipo promete será de máxima intensidad. «En estos últimos ocho episodios la bola de nieve del ritmo va creciendo y al final es muy trepidante y casi angustiante», afirma Aitor Gabilondo, responsable de la productora Plano a plano, creadora de la serie.

Según explican los responsables de la serie, aunque el desenlace estaba escrito desde el principio, para preservarlo en secreto hasta el último momento se han grabado cuatro versiones distintas para que ni los actores ni el equipo puedan desvelarlo.

«El final tiene las dosis justas de amargura y felicidad», añade Gabilondo sin añadir más detalles sobre el final de una historia que, pese al título, queda muy lejos de ser un cuento de príncipes y princesas.

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