«Ambiente de pogromo» en Sajonia

Los últimos ataques a refugiados en este estado federado alemán perjudican aún más su imagen

El Mundo, CARMEN VALERO BERLÍN, 23-02-2016

El Gobierno alemán condenó ayer los ataques contra refugiados ocurridos los últimos días y que han puesto rostro humano a las estadísticas que desde hace meses dan cuenta de un aumento de la violencia xenófoba. El pasado año se registraron 163 ataques violentos a refugiados y albergues, seis veces más que en 2014, según datos de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA). La oposición ha cerrado filas con el Gobierno, pero ha pedido a la canciller Merkel un plan de choque contra un movimiento que parece haber encontrado su caldo de cultivo en el estado federado de Sajonia, ex RDA.

«No podemos esperar a que haya un primer muerto», afirmó el ministro federal de Justicia germano, Heiko Maas, que hizo un llamamiento a la «mayoría silenciosa» que calla y mira hacia otro lado cuando se hostiga a quienes buscan en Alemania un futuro sin persecución ni bombas.

El jueves, habitantes de la ciudad sajona de Clausnitz usurparon el lema que guió las manifestaciones que propiciaron el fin de la RDA –«Nosotros somos el pueblo»– para bloquear un autobús con refugiados. Dos días después ardía en la vecina Bautzen un centro que estaba siendo habilitado para acoger a 300 refugiados. Hay pruebas de que el incendio fue provocado y la Fiscalía investiga a sus presuntos autores, tres jóvenes de entre 19 y 20 años.

De ambos episodios hay un mismo denominador: ocurrieron en Sajonia, feudo del movimiento ultraderechista Pegida, famoso por las marchas que convoca cada lunes en Dresde, y su variante Legida, que hace lo propio en la ciudad de Leipzig.

Maas agregó a la lista Alternativa para Alemania (AfD), partido que trepa en las encuestas con un discurso contra la migración. En un encuentro, ayer en Berlín, con medios extranjeros, la presidenta de AfD, Frauke Petry, reiteró que Alemania debe sellar su fronteras y cerrar las puertas a los refugiados mientras no digiera el 1,1 millón que ha acogido.

De lo que no cabe duda es de la fertilidad de Sajonia al populismo de la ultraderecha, rasgo que algunos analistas explican en la «poca experiencia» de esta población con los valores democráticos.

Las estadísticas sitúan a este estado de la antigua Alemania comunista a la cabeza de los ataques xenófobos y no a raíz de la crisis de los refugiados, sino desde hace décadas. Una quinta parte de todos los ataques a albergues ocurrieron aquí.

«La escalada de la violencia de derechas, el éxito de Pegida, la entrada en el parlamento regional del neonazi Partido Nacional Alemán (NPD) o los hechos de Clausnitz y Bautzen. Todo eso es fruto de una cultura política que ha ignorado durante años la extrema derecha», opina el sociólogo Dietrich Herrman.

Se ha ignorado que en Sajonia hay comunas en manos del NPD desde hace años, que el grupo terrorista neonazi NSU sobrevivió aquí en clandestinidad durante 14 años y que cada 13 de febrero, aniversario del bombardeo de Dresde en la Segunda Guerra Mundial, se congregan miles de neonazis de toda Europa sin que la población se movilice.

El primero en dar la señal de alarma de lo que sucedía en Sajonia fue el primer ministro de este Land tras la Unificación, el democristiano Kurt Biedenkopf, quien tenía la sensación de que «los sajones son inmunes al extremismo de derechas».

El pasado enero, cuando 200 neonazis se preparaban para marchar por las calles de Leipzig, el jefe de Oficina sajona de Investigación Criminal, Jörg Michaelis, no advirtió contra la violencia de la extrema derecha sino contra «los izquierdistas».

La lectura que hace del problema sajón el jefe de policía de Leipzig, Bernd Merbitz, es distinta. A su juicio, con las casi 40 manifestaciones a la semana contra migrantes y refugiados «el ambiente que respiramos es más bien de pogromo».

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