Aylan Kurdi, la verdadera foto del año

El Mundo, ALBERTO ROJAS, 19-02-2016

Sólo puede haber dos razones por las que la fotografía del niño Aylan Kurdi no ha sido premiada como foto del año en el World Press Photo. La primera: que la autora de la instantánea, la turca Nilüfer Demir, no la presentó al certamen, algo bastante extraño. La segunda: que el jurado se ha vuelto loco. Parecía claro que la foto del año sería sobre refugiados, pero muchos pensaban que la merecía Demir y su niño muerto en la playa. La imagen ganadora, del australiano Warren Richardson, es una imagen con una composición incuestionable, que cuenta una historia, esa Europa blindada a la que intentan llegar los refugiados sirios, iraquíes o afganos a pesar de las concertinas. Está algo desenfocada, pero eso no la hace peor foto, más bien al contrario. Da sensación de movimiento, de urgencia. Sabemos que antes o después de tomar la imagen, que no se publicó en ningún medio, fue golpeado por la policía húngara y detenido.

El problema es cuando comparamos la imagen triunfadora con la de Aylan. Hacía muchas décadas que una fotografía no causaba semejante impacto sobre la opinión pública. Hay que subir a la Champions del fotoperiodismo para poder emparejarla con la imagen de Nick Ut (la niña del napalm en Vietnam), la de Jeff Widener (El hombre del tanque, en Tiananmen) o la de Kevin Carter (niño y buitre en Sudán). Ninguna de ellas cambió la realidad significativamente, pero la mostró al mundo, que es la labor del fotoperiodismo. Tampoco la instantánea de Demir ha evitado las muertes de niños refugiados en el paso del Egeo. Desde su publicación han muerto más de 350, una media de dos al día.

Además, ninguno de ellos tuvo que competir con el enorme ruido iconográfico de las redes sociales. Hoy es igual de difícil que antes tomar una fotografía histórica, pero resulta casi imposible que se fije en la memoria colectiva y pase a la posteridad. Por eso la foto de Nilüfer Demir es doblemente meritoria. La fotografía del año, a juicio del World Press Photo, resulta hermosa pero fría. La de Aylan dista mucho de ser perfecta, pero tampoco es una imagen más de breaking news. Es sencilla, disfuncional y macabra. Foto del año, de la década y una de las grandes de la Historia.

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