Tres poemas del poeta alejandrino Konstantino Kavafis dan la bienvenida al visitante de la nueva exposición que hoy se inaugura en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). «Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca/desea que el camino sea largo/ pleno de aventuras, pleno de conocimientos», rezan las palabras de Kavafis, reproducidas a través de un altavoz antes de entrar a la exhibición. Después, la puerta de la sala Miquel Navarro de la pinacoteca se abre y, en este caso, la Ítaca de Kavafis se convierte en el Mediterráneo para el IVAM.

‘Entre el mito y el espanto. El Mediterráneo como conflicto’, que se podrá ver hasta el 3 de julio, realiza un recorrido por más de un centenar de obras de una treintena de creadores del último siglo. Lo hace para analizar el profundo cambio en la visión artística del sur de Europa por parte tanto de creadores clásicos como de artistas más contemporáneos.

Las obras de Joaquín Sorolla, Pablo Picasso o Ignacio Pinazo se contraponen con las instalaciones de Sergio Belinchón, Montserrat Soto, Ursula Biemann o Akram Zaatari. Entre la idealización sensual, lumínica y casi mística de los creadores de finales del siglo XIX y principios del XX y la eclosión del horror, el desarraigo y el impacto de artistas argelinos, españoles, marroquíes, albaneses y franceses, el IVAM hace suyo el dolor que anida en esta zona del sur de Europa.

La muestra habla de inmigración, de violencia y de búsqueda de la identidad y propone un viaje a la cotidianidad de las gentes que pueblan los países del arco Mediterráneo. Comisariada por el director del IVAM, José Miguel García Cortés, las imágenes huyen del sensacionalismo para obligar a la reflexión. «La intención no es dar un puñetazo en la cara de nadie, no hay violencia explícita ni obras truculentas. La intención es hacer reflexionar al espectador», confesaba ayer durante la presentación.

Por ello, ‘Entre el mito y el espanto’ juega con el espacio de la sala, dividida en dos partes, para ejemplificar el cambio de percepción del arte. El mito es el sentimiento amable e idílico que los artistas de principios de siglo tenían del sur de Europa. Las pinturas y fotografías de Sorolla y Pinazo, Muñoz Degrain o Nicolas Muller, Picasso o Wilhem von Gloeden hablan de luz, de ese ‘paraíso perdido’ lleno de sensualidad, del exotismo del norte de África como zona salvaje y primitiva.

El impacto, o mejor dicho el espanto, llega con la segunda parte de la muestra. Argelia, Palestina, Líbano, Marruecos o Albania se cuelan en un amplio conjunto de series fotográficas, vídeos e instalaciones que ya no miran al Mediterráneo más amable, sino aquel en el que las fronteras, las guerras y la supervivencia provocan la diáspora de sus gentes. Y es precisamente desde la propia vivencia humana, no atendiendo a criterios políticos ni macroeconómicos, de la que se sirve el IVAM para conversar con la más cruda realidad. Torres de vigilancia en la obra ‘Watchtowers’, las fotografías de Taysir Batniji; los hombres y mujeres rubios de aspecto nórdico que saltan una valla como la que está instalada en Ceuta y Melilla y que sirven a Sergio Belinchón para mostrar la ‘Avalancha’ de prejuicios sobre la inmigración; los ‘Invernaderos’ inhóspitos, sinónimo de explotación retratados por Montserrat Soto; la melancolía por el abandono de la tierra en ‘El estrecho. Un viaje lleno de agujeros’, de la artista franco marroquí Yto Barrada; o la voz muda de los testimonios de la guerra que ‘Cartas a Samir’, de Akram Zaatari, revela en una película son sólo algunas de las pinceladas de ese Mediterráneo del espanto que se instala en el IVAM.

Esta es la exhibición que abre una nueva línea expositiva para el museo. En las próximas temporadas, la dirección tiene previsto programar otras muestras que ahonden en temáticas relacionadas con esta área geográfica así como sus artistas y sus problemáticas.

El IVAM inaugura hoy la exposición coincidiendo con el 27 aniversario del centro y lo hace mirando al Mediterráneo. Su fijación por el sur de Europa y su efervescencia creativa sólo acaba de empezar.