La canciller alemana Angela Merkel ha pedido hoy a los dirigentes europeos que adopten una política “común” frente a la crisis migratoria en la cumbre prevista este jueves y viernes en Bruselas.

“En primer lugar, se trata de tener una posición común” en cuanto a “cómo queremos proteger nuestras fronteras exteriores” ante las llegadas de inmigrantes, entre otros puntos, ha declarado Merkel en una rueda de prensa en Berlín, junto a la presidenta de Sri Lanka, Maithripala Sirisena.

“Estamos acostumbrados en Europa a que algunas cosas lleven su tiempo” para ser aceptadas y aplicadas “pero vale la pena movilizarse” y “es lo que tengo intención de hacer para llegar a conclusiones comunes” en la cumbre de Bruselas, agregó Merkel.

Austria limitará el número de inmigrantes y refugiados que permite entrar en su territorio a 3.200 al día a partir de este viernes, según ha anunciado este miércoles la ministra del Interior, Johanna Mikl – Leitner, llamando a otros países a endurecer las restricciones.

Las cifras de llegadas a Austria a través de la ruta principal desde Eslovenia fluctuaron el año pasado desde las hasta 14.000 al día a las últimas que apuntan unas 1.000 llegadas cada 24 horas en medio del frío invierno.

“Es importante que cada país en la ruta de los Balcanes actúe de forma más restrictiva”, ha sostenido Mikl – Leitner en un comunicado. “No se puede descartar (…) un atasco del lado esloveno” de la frontera, ha reconocido.

Austria dijo en enero que solo aceptaría 37.500 solicitudes de asilo este año, en comparación con las 90.000 que recibió el año pasado. Alrededor del 90% de los inmigrantes, la mayoría de los cuales huyen de los conflictos en Oriente Próximo, siguen su caminio hacia el norte tras entrar en Austria, tratando de llegar a Alemania y a otros destinos, según las autoridades.

La jefa del gobierno alemán está cada vez más aislada dentro de la Unión Europea en el tema de los refugiados. Hasta el momento, los europeos solo han logrado repartir un centenar de refugiados llegados a Italia y Grecia sobre el total de 160.000 fijado en 2015. Y la propuesta alemana de un mecanismo permanente de repartición en coordinación con Turquía es abiertamente criticada.

Francia, principal aliado de Alemania en Europa, se distanció el fin de semana pasado a través de una declaración del primer ministro Manuel Valls, quien dijo que esa política no se podía mantener a largo plazo.

Austria, que actuó en coordinación con Alemania durante la crisis de los refugiados en 2015, también tomó sus distancias y endureció su política migratoria fijando topes de entradas.

La política alemana es también criticada por los países del este reunidos en el grupo de Visegrad – Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa – que amenazan con cerrar las fronteras a lo largo de la ruta de los Balcanes, por donde ingresaron el año pasado más de 800.000 refugiados.