Un pueblo chabolista en pleno Madrid
Unas 50 familias de etnia rumana y gitana malviven junto a un puente en Delicias
El Mundo, , 14-02-2016Lo que comenzó hace meses con
dos tiendas de campaña se ha convertido
en un auténtico poblado
chabolista en el centro de Madrid.
La zona de Delicias tiene una nueva
comunidad, mucho más desfavorecida,
que vive bajo un puente y que
para calentarse usa una enorme hoguera
en vez de calefacción central.
Un acercamiento al tercer mundo
sin necesidad de ir muy lejos, a
unas simples paradas de metro.
La estampa del barrio que lo rodea
es bien distinta. Se trata de una
gran avenida con muchos comercios,
en la que se ve a gente sencilla
haciendo la compra, cafeterías en
las que muchos leen distraídamente
el periódico… Y, sin embargo, a
espaldas del Museo del Ferrocarril
todo cambia.
Allí se encuentra un enorme descampado
cubierto por devastadoras
cantidades de basura, que emana
un olor muy desagradable que
llega hasta el bulevar que hay en la
calle del Párroco Eusebio Cuenca.
Al llegar al puente, resulta desconcertante
la concentración de chabolas.
«Las personas que viven allí
hacen sus necesidades donde pillan,
tienen todo hecho un asco e,
incluso, si pasas por la zona es habitual
encontrar ratas», afirma Vicente.
Una declaración cierta, pues
a escasos metros de las chabolas se
podía ver a alguna rata campando
a sus anchas entre bolsas de basura,
restos de comida o excrementos
humanos.
En este poblado improvisado
conviven alrededor de 50 familias.
La mayoría están a ambos lados
del puente organizadas en fila,
chabola tras chabola, sus casas
están conformadas por tiendas de
campañas. Algunos usan tablones
frágiles de madera y con varios
palos de escoba anclados al suelo
sujetan un plástico común que les
resguarda de la lluvia. «Hay mucha
juventud metida. Últimamente
van cambiando los inquilinos,
se van unos para dejar su chabola
a otros familiares o, directamente,
montan otra al lado», confirma
Vicente.
Junto a las chabolas más precarias,
que tienen un tejado sujetado
con enormes ladrillos o cacerolas
–que en cualquier momento puede
desprenderse con personas
dentro–, hay otras que parecen
más sólidas. Éstas son de madera,
los ocupantes barren la entrada de
la casa y tienen hasta una particular
terraza en la que come toda la
familia. «Casi todos los que están
aquí son rumanos, pero aquellas
chabolas separadas son de gitanos
», argumenta Juan mientras
recorre el puente. «Antes esta zona
era magnífica para pasear al
perro, hacer deporte o andar un
rato; ahora debido a la inseguridad
que esto ofrece y al asqueroso
olor no hay quien entre», argumenta
una pareja que estaba sentada
en un banco del bulevar.
La extensión de este pueblo está
divida en dos terrenos, uno perteneciente
al Ayuntamiento y otro a
Renfe. «Aquí llevan varios meses y
no los echan, no sabemos hasta
cuándo van a estar viviendo ahí y
en esas condiciones», comenta
Amparo, una vecina. Menores y
ancianos viven aquí en condiciones
insalubres, aseándose gracias a pequeñas
fuentes y durmiendo en
colchones agujereados encontrados
en la basura. Un pueblo chabolista
en Delicias que es una realidad
y que puede verse a toda prisa
desde el vagón del cercanías.
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