Inmigración en el Raval

La Vanguardia, Carmen Sánchez, 12-02-2016

El Ayuntamiento de Barcelona tiene previsto adecuar un espacio para la práctica del críquet como argumento de integración de la numerosa comunidad pakistaní en Ciutat Vella (“Ciutat Vella tendrá una pista para practicar críquet a petición de los pakistaníes”, Vivir, 7/II/2016).

Vivo en el Raval desde hace 18 años. Han desaparecido todos los pequeños comercios que había. Actualmente tengo la sensación de ser extranjera en el barrio que elegí para vivir: las fruterías regentadas por asiáticos han ocupado antiguos comercios y las carnicerías halal han sustituido a las desaparecidas tocinerías y carnicerías del barrio. Los locales de venta de móviles y electrodomésticos de segunda mano son atendidos por personal asiático. El espacio Juan Andrés Benítez, cedido por el Ayuntamiento, convoca con frecuencia encuentros en los que la música forma parte del discurso. Pero gran parte de los asistentes no pertenecen al barrio. Es un distrito saturado, despersonalizado, ruidoso y usado para elaborar informes y estudios que nada tienen que ver con la realidad de los que aquí vivimos.

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