El farolito
Europa Europa
Diario de Noticias, , 03-02-2016Europa no atraviesa un buen momento. Nunca lo ha hecho, creo. Europa siempre ha sido una invención cuestionada. Y una ambición cuestionable. Siempre enredada en guerras, intrigas y disputas. Nunca ha existido como tal salvo en los delirios de los emperadores y en los mapas físicos, cuando en rigor ni siquiera es un continente. Sin embargo, ha dado forma al mundo, para bien o para mal. Vemos ahora las terribles imágenes del éxodo sirio en las fronteras de Europa y nos sentimos interpelados. El mundo es una permanente fuente de dramas y conflictos. Siempre lo ha sido. Lo novedoso es que ahora ya resulta imposible pretender desentenderse de ello. El dolor de los otros como un flujo imparable está presente y cercano en todo momento. Y no podemos sustraernos a la violencia de filmarlo, emitirlo y presenciarlo una y otra vez, lo que por añadidura pone aún más en evidencia nuestra posición privilegiada. Los medios nos someten a diario a lo que podríamos denominar una visión global turbadora, ante la que muchas veces no sabemos qué hacer ni qué decir. Sin embargo, a pesar de su crisis económica y política y tal vez para sorpresa de sus propios e hipercríticos ciudadanos, Europa sigue ejerciendo un enorme poder de atracción a todos los niveles. Probablemente no haya en el planeta otra zona en la que las libertades individuales y colectivas, el acceso a la sanidad y la educación, y la posibilidad de ser acogido y obtener el estatuto de refugiado estén tan garantizadas como en la Unión Europea. Así pues, mientras eso siga siendo así (y esperemos que siga, porque no está nada claro), la relativamente pequeña y densamente poblada y envejecida y multicultural y quizá por todo lo anterior altamente acobardada, psiquiatrizada y medicalizada Europa tendrá que asumir la ejemplaridad política que se espera de ella. Confiemos en que sea capaz. Confiemos en ello porque si no lo hace Europa tal vez no lo haga nadie.
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