La Unión Europa cede frente al desafío británico. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, reveló ayer las líneas maestras de su plan para evitar el brexit tras el referendo de permanencia que celebrará el Reino Unido. En la lista de ofrecimientos hay varias concesiones al primer ministro, David Cameron. La principal: desincentivar la llegada de trabajadores europeos. A pesar de su calado, la propuesta es lo suficientemente ambigua como para dejar campo abierto a las negociaciones durante los próximos días. «La propuesta aborda todas las preocupaciones de Cameron. Estar o no estar juntos, esa es la cuestión», aseguró ayer el polaco.

PUBLICIDAD

¿En qué ha cedido la UE?

A grandes rasgos, en las cuatro demandas principales del premier británico. En cuestiones de gobernanza económica, en competitividad, en las demandas de más soberanía para los Gobiernos nacionales y en la exigencia de limitar la inmigración cuando el sistema de protección social británico se enfrente a una situación de presión «excepcional». Todo ello sin modificar los Tratados actuales, solo enmendando la actual legislación. El ejercicio de ingeniería legal deberá ser aprobado por los otros 27 socios de la UE.

¿Está en peligro la libertad de movimiento?

No. La propuesta respeta el pilar sagrado de la libre circulación en la UE. Lo que hace el acuerdo es blindar al Reino Unido frente a la inmigración europea. ¿Cómo? Londres podría frenar el «influjo excepcional de trabajadores europeos» a través de un mecanismo que incluya la suspensión temporal de ayudas públicas a este segmento de población si la sostenibilidad de los servicios de protección social está en riesgo por la presión migratoria o los abusos sobre el sistema. Según Tusk, Reino Unido, con un 5.4% de paro y un PIB creciendo al 2.5%, ya estaría en ese punto. La prohibición debería levantarse de forma paulatina y no durar más de cuatro años. Las ayudas a trabajadores que tienen a cargo niños residiendo fuera del Reino Unido se ajustarían al nivel de vida del país donde se encuentren y también se limitaría el acceso a ayudas de cónyuges de terceros países casados con ciudadanos europeos. Esto supone dar un paso más hacia la inmigración selectiva.

¿Bruselas devolverá competencias a Londres?

No. Lo que sí permite es ganar poder decisorio en el futuro. La UE permitirá a cualquier país sacar una «tarjeta roja» en el plazo de 12 semanas a cualquier propuesta de la Comisión Europea si reúne el apoyo del 55% de los diputados de los parlamentos nacionales. En tal caso, el Consejo Europeo estaría obligado a abordar el rechazo a la medida sin previa consulta al Parlamento Europeo.

¿Podrá el Reino Unido vetar acuerdos entre sus socios?

«Tajantemente, no», aseguran fuentes de Bruselas. Tusk propone crear un mecanismo, cuyas condiciones están por negociar, en el que la gobernanza económica de la UE no esté solo en manos de los miembros del euro. Cualquier decisión que se tome hacia una mayor integración de la eurozona no podrá perjudicar ni excluir a los países que no comparten moneda. Podrán elevar quejas al Consejo Europeo si se da el caso. En otras palabras, Londres podrá quedarse al margen de más ataduras sin tener que renunciar a los beneficios y ventajas del mercado único.

Bruselas vigilará el mercado de bitcoins y tarjetas prepago en su cruzada contra el EI
Seguir el rastro del dinero. Ese es el objetivo «urgente» que se ha puesto Bruselas en el calendario próximo para tratar de estrangular las principales fuentes de financiación del terrorismo yihadista. «Si atacamos sus bolsillos, reducimos su capacidad para viajar, para adquirir armas y explosivos, para esconderse y extender su odio por la red», aseguraba ayer convencido el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, tras presentar un nuevo paquete de iniciativas de lucha contra el blanqueo de dinero.

La tarea se antoja difícil. Las fuentes de financiación del terrorismo internacional se han diversificado y las autoridades nacionales todavía no disponen de un marco legal coordinado ni adaptado para perseguirlas de forma eficaz. Bruselas pone especial atención en el mercado de bitcoins y tarjetas prepago. El anonimato que ofrecen estas herramientas brinda la oportunidad perfecta a los terroristas para mover el dinero sin ser detectados por los servicios de inteligencia. Otra de las medidas es extremar los controles sobre los billetes de 500 euros, muy atractivos para los terroristas por su fácil manejo, como vienen advirtiendo las autoridades policiales y ayer reiteró la Comisión, que anunció que trabajarán junto al BCE.

Bienes culturales
No cabe duda de que la principal tarea pendiente que tiene la UE por delante es identificar las fuentes de financiación y su efectuar su desmantelamiento. En este terreno, el tráfico de bienes culturales saqueados en terceros países es una prioridad, en vista de los grandes beneficios que le han reportado al Estado Islámico. Para poder evitar que se negocie con su exportación a la UE, el Ejecutivo comunitario propone a los países miembro crear un sistema de certificación, sin el cual no se pueden adquirir obras de arte.

Otro ámbito en el que la Comisión Europea pretende avanzar es en la armonización de penas por blanquear dinero negro: «Queremos garantizar que el lavado de dinero y la financiación del terrorismo se sancione en todos los Estados miembro», anunció el comisario para el euro, Valdis Dombrovskis. A lo largo de este año también se intentará dar luz verde a una lista completa de países que pasarían a estar en el punto de mira de la UE por el «alto riesgo» de que las transacciones ejecutadas desde esos territorios estén destinadas a financiar el terrorismo internacional.