La batalla por el voto ultra

El Mundo, PABLO PARDO COUNCIL BLUFFS (IOWA) ENVIADO ESPECIAL CAROLINA M. ADALID NUEVA YORK, 01-02-2016

Ver a Donald Trump compartiendo el escenario con Jerry Falwell junior, rector de la Universidad Liberty de Virginia, es como imaginar a Belén Esteban recibiendo los plácemes de monseñor Rouco Varela. Pero la política crea extraños compañeros de estrado, y allí estaba ayer el empresario del juego, promotor inmobiliario, y estrella de reality shows, en Council Bluffs, un pueblo de 62.000 habitantes situado en la frontera entre Iowa y Nebraska. Y, a su lado, Falwell, que cerró el mitin declarando a las alrededor de 2.000 personas reunidas en el gimnasio del Instituto Gerald W. Kirk que Trump es «la mejor esperanza para este país».

Falwell es uno de los grandes líderes de los evangélicos, es decir, cristianos protestantes conservadores, nacionalistas y que profesan una fe a medio camino entre la religión y la autoayuda. Los evangélicos son entre 40 y 50 millones en EEUU, y en Iowa construyen el principal grupo que va a votar hoy en las primarias republicanas del estado de Iowa, donde comienza el proceso para elegir al presidente.

Trump necesita ganar entre los evangélicos. Pero éstos se encuentran divididos. El favorito en esa comunidad es el senador texano Ted Cruz. Trump puede permitirse perder en Iowa, porque su popularidad es más alta a nivel nacional; Cruz, no. Por eso, el empresario se ha lanzado a la conquista de ese voto.

Cruz promete que, si gana, Dios, literalmente, vendrá. Trump, sin embargo, viene a decir que Dios ya ha llegado, y ahora va a ser presidente. El aterrizaje del Boeing 757 privado en el que viaja el empresario en la ciudad de Dubuque, en Iowa, el sábado fue una muestra de esa teología inspirada, más que en las Escrituras, en el concepto Sálvame Deluxe. El aparato, que tiene escrito en el fuselaje la palabra «Trump», hizo un vuelo rasante y volvió a elevarse antes de tomar tierra, mientras que por la megafonía sonaban los épicos acordes de la banda sonora de la película Air Force One, protagonizada por Harrison Ford, en la que el presidente de Estados Unidos directamente les parte la cara a un grupo de terroristas que le han secuestrado el avión.

Un día antes, a una hora distancia de allí, Cruz había dado uno de sus típicos actos en la aldea de Hemlin, de apenas 252 habitantes. El senador llegó en autobús, vestido con vaqueros y una camisa azul de tejido grueso, acaso porque fuera del restaurante, en la desolada pradera, la temperatura era de cuatro bajo cero. Cruz es senador por Texas, y a la entrada de Hamlin estaba una señora mayor, de unos sesenta y pico o 70 años, tapada hasta las orejas junto a una pancarta de apoyo al candidato.

«He venido a apoyar al Senado desde Austin», explicaba, en referencia a la ciudad texana en la que reside, a 1.500 kilómetros de distancia. Había llegado el jueves a Iowa, y tenía previsto irse ayer. Le fascina tanto «la personalidad de Cruz como su mensaje». Un mensaje que el candidato dejó claro: «En mi primer día en la Casa Blanca daré ordenes al fiscal general para que termine con la persecución a los cristianos en Estados Unidos y para que restaure el orden judeo-cristiano en este país».

Tanto Cruz como Trump espantan a los líderes republicanos. Ambos son impredecibles y no se someten a la disciplina del partido. Trump es un oportunista que dice lo que hace falta para ser elegido. Cruz es un ultraconservador que ha despreciado y humillado de todas las formas posibles a sus compañeros en Washington en los ocho años que lleva en el Senado.

Trump es agresivo. Cruz es sibilino. Un ejemplo: ayer, el empresario le dijo a la audiencia que «ahí al fondo se encuentra la gente más deshonesta de Estados Unidos», mientras señalaba al área ocupada por la prensa. El sábado, en un mitin en la aldea de Hamlin (252 habitantes), Cruz había apuntado a los informadores y dicho: «Hay un poco de historia que nuestros amigos periodistas no quieren que sepamos: en enero de 1981, cuando Ronald Reagan juró su cargo, su mano derecha estaba descansando sobre el segundo Libro de las Crónicas, capítulo 7, versículo 14. Un libro que es una manifestación muy real y concreta de esa promesa de la Palabra de Dios». En ambos casos, los periodistas mienten. Pero con Trump es más claro. Con Cruz, más teológico.

El mensaje de Trump es también más ambiguo. Sus mítines son una letanía de lo bien que está yendo su campaña. Cruz, sin embargo, a veces se lía con detalles políticos que los granjeros de maíz transgénico de Hemlin no pillan.

Aunque el senador también sabe qué botones hay que pulsar. En su primer día en el cargo, también declarará nulo el acuerdo nuclear con Irán y trasladará la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, «la única y eterna capital de Israel».

Es curioso que derogar un acuerdo nuclear con Irán sea prioritario para gente que no podría colocar a ese país en un mapa. Un acuerdo, además, en el que participan otras cinco potencias. Pero Trump y Cruz, con su retórica feroz, han cambiado el debate republicano. Cualquier posición que asemeje una mínima moderación es una soga al cuello de cualquier candidato.

Quien mejor lo sabe es Marco Rubio, que ha girado de la derecha al centro y ahora otra vez a la derecha, y logrado así ponerse tercer en los sondeos. Como dijo Rubio el sábado en un mitin en Urbandale, cinco horas después del de Cruz, refiriéndose a los terroristas del Estado Islámico: «Si los capturamos vivos, no van a tener un abogado y no van a tener derecho a permanecer en silencio. Van a ir a Guantánamo. Y en Guantánamo nos lo van a contar todo».

A unas horas de que comiencen a celebrarse los caucus en Iowa, el último sondeo realizado en este estado clave da una ligera ventaja –tres puntos– a la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, frente al senador por Vermont, Bernie Sanders. Un 30% de los potenciales participantes en las reuniones demócratas están indecisos todavía, según la encuesta realizada entre el 26 y el 29 de enero para Bloomberg y el diario The Desmoine Register.

Un 45% de los virtuales asistentes a las primarias demócratas, eligieron a Clinton como su primera opción, mientras que un 42%, expresaron su preferencia por Sanders. El 3% señaló el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley.

La carrera en el último año de los aspirantes a suceder a Barack Obama pone de manifiesto el continuado ascenso del senador. En enero de 2015, apenas un 5% de los encuestados eligieron como favorito a Sanders, que busca llevar una «revolución política» a Washington. En el caso de Clinton, se aprecia cierto desgaste. Hace un año era la candidata preferida para el 56% de los consultados.

Más de la mitad de los encuestados, además, cree que el veterano político «se preocupa más por la gente que su rival, percibida así entre el 37% de los potenciales votantes demócratas. En junio de 2015, la imagen de Clinton como política inquieta por los problemas de la gente era del 40%.

Ambos aspirantes empatan en el sentimiento favorable que despiertan entre el 81% y el 82% de los encuestados. En la pregunta por otras figuras políticas, la encuesta incluye por primera vez al ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. Hace unas semanas, los medios estadounidenses informaban de que barajaba seriamente presentarse como candidato a la Casa Blanca.

El sondeo también se hace eco de algunas polémicas y ataques contra la ex secretaria de Estado. Así, se pregunta por el papel de Bill Clinton en campaña y la importancia que tienen los affaires extramatrimoniales en la candidatura de Clinton. Para un 73% de los consultados, el ex presidente desempeñó un gran papel en sus legislaturas en la Casa Blanca y es un activo para el país. En cuanto a la vida privada de la aspirante, un 30% de los encuestados dijo estar de acuerdo con cómo ha gestionado esos temas y un 57% dice que no le importa esta cuestión.

El aspirante republicano Donald Trump acusó a Clinton de no ser una buena defensora de los derechos de las mujeres por cómo había gestionado su vida privada.

Según el sondeo, el empresario sigue liderando la elección republicana. Un 28% de los consultados le eligieron como favorito para alzarse con la nominación. En segunda posición está el senador por Texas Ted Cruz, que es la opción preferida para el 23% de los encuestados. En tercera se coloca el senador Marco Rubio con el 15% de los apoyos entre los potenciales participantes en los caucus republicanos de Iowa.

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