Al menos 39 personas, cinco de ellas niños, han muerto este sábado ahogadas al naufragar un barco con refugiados entre las costas occidentales de Turquía y la isla griega de Lesbos.

En un primer momento se anunció que diez personas habían muerto en la mañana de hoy, pero la cifra ha aumentado a lo largo del día y no se descarta que haya más fallecidos.

Las autoridades turcas informaron esta semana de que en el país hay censados 2,5 millones de sirios que han huido de la guerra civil que azota el país árabe desde 2011.

Según los últimos datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), durante el mes de enero han llegado a Europa 54.500 refugiados a través del Mediterráneo, de los cuales 50.600 lo hicieron por las costas de Grecia.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informaba este 29 de enero que 244 personas han fallecido en lo que llevamos de año intentando llegar a Europa por el Mediterráno. De ellas, la mayoría perdieron la vida en el Egeo. La cifra ha vuelto a aumentar este sábado.

A pesar de que las muertes de migrantes y refugiados a los pies de Europa no ha cesado, las autoridades europeas aún no han tomado la medida que le reclaman desde hace meses tanto Acnur como numerosas organizaciones humanitarias: la habilitación de vías legales de llegada para que los demandantes de asilo no arriesguen la vida para pedir protección internacional.

En este sentido incidía José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras España, en una entrevista con eldiario.es.

La UE tampoco ha creado una misión de rescate en el Mediterráneo, una petición que también secundan las ONG y Acnur, hasta que se logre frenar la peligrosa ruta migratoria que toman miles de personas para llegar a Europa.