La banda de los encapuchados asalta una joyería y hiere al dueño
Reventaron el cristal blindado de la puerta con un adoquín, golpearon al propietario, robaron el bolso a una clienta y se llevaron 5.000 euros en joyas y relojes
La Verdad, , 29-01-2016Para cuando la Guardia Civil los detenga, y es de esperar que sea pronto, la banda de los encapuchados va a llevar acumulados delitos suficientes como para pasar una muy larga temporada a buen recaudo. Ya, de hecho, arrastran casi una veintena de violentos asaltos a viviendas y establecimientos públicos de la comarca del Campo de Cartagena, principalmente, en la que han conseguido sembrar la alarma ciudadana.
La última fechoría la cometieron ayer por la tarde, hacia las 19.45 horas, cuando cuatro individuos encapuchados se plantaron frente a la puerta de la joyería Garcerán, en pleno centro de la pedanía de Roldán (Torre Pacheco) y comenzaron a amenazar al dueño para que les franqueara la entrada.
El propietario del establecimiento, D.G., de 51 años, se negó repetidamente a abrirles la puerta, ante la evidencia de que esos ‘clientes’ no llevaban buenas intenciones, por lo que finalmente los delincuentes se valieron de un ladrillo macizo para reventar el cristal blindado.
La irrupción en la joyería no fue conciliadora. Lo hicieron al grito de «¡si dais todo, nosotros no hacer daño a nadie!», pero inmediatamente se dirigieron contra el propietario, a quien llegaron a agredir con gran violencia. Uno de los golpes se lo asestaron, en apariencia, con la culata de un arma de fuego, con lo que le abrieron una brecha en la cabeza. Aunque sangraba de manera abundante por el corte, las lesiones no parecían revestir excesiva gravedad, según señalaron más tarde fuentes conocedoras del suceso.
Una vez habían dejado fuera de combate al dueño del establecimiento, los ladrones se dedicaron a apoderarse de las joyas y relojes más valiosos, con lo que en pocos minutos pudieron escapar llevándose un botín cuyo valor podría superar los 5.000 euros.
Fuentes próximas a la investigación indicaron que en el momento del asalto se encontraban en la joyería dos mujeres, que estaban interesándose por algunas alhajas, y que fueron amenazadas e intimidadas por los ladrones, aunque ninguna de ellas sufrió daños. Eso sí, el bolso de una de las clientas desapareció en manos de los delincuentes.
En apenas cinco minutos, según algunos testigos, había concluido el asalto a la joyería, situada en la calle Magallanes de Roldán. Los encapuchados huyeron a gran velocidad en un monovolumen de la marca Mercedes, de color gris, que anoche estaba siendo intensamente buscado por la Guardia Civil a lo largo y ancho de esa comarca.
El vehículo era robado
Un testigo logró anotar la matrícula, lo que permitió a la Guardia Civil comprobar en breve plazo que el vehículo había sido robado días atrás.
Las primeras gestiones policiales apuntaban anoche a que el propietario de la joyería podría haberse negado a abrir la caja registradora, lo que habría llevado a los asaltantes a golpearle con fuerza en la cabeza y dejarlo tumbado en el suelo. Fue entonces cuando, además de sustraer el bolso a una de las clientas, empezaron a romper las vitrinas y a echar joyas y relojes en las bolsas que portaban. También arrancaron la caja registradora y se la llevaron consigo.
La mujer del propietario, que contempló impotente los momentos finales del atraco desde la calle, fue la primera en asistirle. Minutos más tarde, el joyero recibió los primeros auxilios por parte del personal sanitario de una UME, que comprobó que llevaba una brecha en la cabeza. Aunque su estado no era grave, fue trasladado al hospital para mantenerlo unas horas en observación.
Según fuentes cercanas a la investigación, el botín final rondaría los 6.000 euros, ya que a los objetos arrebatados de las vitrinas, cuyo valor ronda los 5.000 euros, se sumaron otros 1.000 euros que iban en el bolso de la mujer. En función del ‘modus operandi’ de los cuatro atracadores, todos los indicios apuntan a que se trata de la misma banda de encapuchados que lleva semanas sembrando la inquietud en el Campo de Cartagena. Se trata, en apariencia, de individuos de origen magrebí, que se estarían dedicando a asaltar con gran violencia casas, gasolineras y establecimientos comerciales, en los que no renuncian a golpear a sus víctimas para lograr hacerse con el mayor botín posible.
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