A Banksy se lo han vuelto a hacer. Era el pasado sábado cuando una pared frente a la embajada de Francia en Londres amanecía intervenida por el artista de Bristol. Dos días después ya han tratado de ocultarla. La niña de Los Miserables ha sido tapada por unas maderas y ahora, en el 58 de Knightsbridge, no hay ni llanto ni lamento, ni gas lacrimógeno ni código QR que conduzca al vídeo de YouTube en el que se ve cómo los refugiados de Jungle fueron gaseados.

Mike Sadler, director de Cheval Property Management Limited, cuya empresa es propietaria del solar en el que apareció la obra, asegura que están pensando qué hacer. “Estamos discutiendo los planes de futuro para la pieza de arte”, dice el londinense. Y es que quizá sea esta la opción más viable para una intervención que lleva atrayendo curiosos y admiradores del artista bristoliano.

Desde que el pasado sábado la pared frente a la embajada francesa en Londres fue pintada, han sido varios los ladrones que intentaron hacerse con la pieza, aunque los pocos que lo han intentado no han podido llevar el golpe a cabo. Cuando la policía se enteró, montó rápidamente un dispositivo velando por el mural, que ha permanecido custodiado por los agentes hasta ayer. Después han venido las maderas y, finalmente, la polémica. La intervención mostraba a la niña de Los Miserables llorando por un bote de gases lacrimógenos con la bandera francesa a su espalda. Además, incluía un código QR para escanear con el teléfono móvil.
Banksy y la denuncia

En diciembre del año pasado Banksy ya dibujó en el propio campamento un Steve Jobs al que la crisis parecía haberle afectado sobremanera. Junto a él, la frase: “Apple existe porque dejaron entrar a un hombre joven de Homs”, en referencia al padre de Jobs. Poco tiempo más tarde fue “pisado” con el lema “London Calling”.

Aunque la policía francesa negó al Guardian inglés la semana pasada que se hubiera utilizado gas lacrimógeno contra los refugiados, lo cierto es que los vídeos muestran algo diferente. “No nos interesa usar gas lacrimógeno a no ser que sea absolutamente necesario para restaurar el orden público y nunca ha sido usado en el campo”, decía un portavoz de la policía. Sin embargo, el vídeo al que enlaza Banksy con el código QR demuestra una cosa totalmente distinta.

Banksy ya denunció en Dismaland, su parque de atracciones, el drama de los refugiados. Mediante un bote semihundido y cargado de cientos de ellos, el artista de Bristol se solidarizaba así, con el drama de miles de personas. Cuando Dismaland fue desmantelado a finales de septiembre, Banksy donó la mayoría de materiales del parque para construir refugios en el campamento Jungle, de Calais.