Berlín – Un altercado en el que participaron 200 personas en un centro de refugiados en Leimen (suroeste de Alemania) causó varios heridos que tuvieron que ser atendidos en un hospital, informó ayer la policía. Se desconocía el número total de personas heridas ni la gravedad de las lesiones de la reyerta, ocurrida la pasada noche. Inicialmente, la policía no tenía conocimiento de la dimensión de la pelea, por lo que se presentó al lugar con unos pocos agentes y después tuvieron que pedir refuerzos. La policía sospecha que el origen de la pelea estuvo en una discusión religiosa, después de que algunos residentes acusaran a otros de ser “malos musulmanes” por haber consumido alcohol. No se trata del primer incidente de ese tipo en un centro de refugiados en Alemania. En diciembre pasado, en un albergue en Constanza, una pelea entre un afgano y un albanés degeneró en una trifulca colectiva después de que se sumasen otras personas de las dos nacionalidades.

También ha habido otras peleas por motivos tan diversos como la entrada a los servicios o la presunta destrucción de un ejemplar del Corán. La policía advierte de que el riesgo que cualquier conflicto entre dos personas desemboque en una escalada en los albergues de refugiados es grande debido al hacinamiento que hay en algunos y a que muchas veces un problema entre dos individuos termina convirtiéndose en un conflicto entre grupos étnicos o religiosos.

cerrar el campamento de calais Numerosas personalidades pidieron ayer el cierre del campamento de refugiados de Calais, en el norte de Francia, después de que la pasada noche se viviera un nuevo momento de tensión cuando medio centenar de irregulares trataron de acceder a un transbordador para llegar a Reino Unido. Eso provocó que el puerto permaneciera cerrado durante unas tres horas, hasta que las fuerzas del orden recuperaron el control de la situación. “Esta situación no puede durar. Estoy convencido de que hay que levantar ese campamento que está demasiado cerca del puerto”, indicó el presidente de la autoridad portuaria de Calais, Jean – Marc Puissesseau.

Los solicitantes de asilo que han recibido alojamiento en Cardiff están obligados a lucir una pulsera de colores brillantes que les identifique, lo que ha provocado diversos casos de acoso contra ellos, según reveló ayer el diario The Guardian.

La empresa contratada para gestionar el alojamiento y la manutención de los refugiados en la capital galesa, les exige que lleven en todo momento la pulsera para tener derecho a recibir tres comidas al día. “Nos dijeron que si nos negamos a llevarla informarán al ministerio”, explicó Eric Ngalle, de 36 años, que aseguró que cuando se negó a lucir la identificación dejaron de proporcionarle alimentos. Por la calle, “algunos conductores ven nuestras pulseras, hacen sonar el claxon y gritan: “Volved a vuestro país y cosas terribles”. – Efe