Alarma en Davos por los refugiados

La Vanguardia, , 24-01-2016

EL fantasma de la masiva oleada de refugiados que buscan asilo en Europa ha estado muy presente en las mesas de debate del Foro Económico de Davos que durante esta semana ha reunido a la élite de las finanzas mundiales. La preocupación por este fenómeno, para el que no se encuentra solución, ha estado a un nivel igual o superior a la inquietud que suscitan las turbulencias de los mercados financieros, el descenso de los precios del petróleo, la crisis de los países emergentes y la desaceleración de la economía de China.

Las reuniones de Davos se caracterizan por analizar los riesgos que amenazan la estabilidad económica mundial. Paradójicamente, buena parte de los participantes ha coincidido en que la crisis de China no será catastrófica, pero que, en cambio, el problema de los refugiados amenaza la supervivencia de la construcción europea y de sus instituciones, empezando por el espacio Schengen, que garantiza la libre circulación de personas, si no se logra canalizar una solución adecuada. Lo han dicho personajes de la talla de Christine Lagarde, directora general del FMI; de los primeros ministros de Francia, Manuel Valls, y de Holanda, Mark Rutte, así como el millonario y especulador George Soros.

Entre los participantes en el foro de Davos se ha llegado a la conclusión, evidente por otra parte, de que el flujo de llegada de los refugiados es demasiado alto y que hay que revertirlo. No se ha dicho cómo, pero sí que hay que hacerlo con urgencia porque pronto llegará la primavera y entonces, con el buen tiempo, el flujo de refugiados se multiplicará y el problema se convertirá en insostenible, tanto social como políticamente.

A nadie se le oculta que la creciente recepción de refugiados, junto a la necesaria solidaridad que comporta, provoca también un auge de los movimientos populistas y de la xenofobia, junto con el riesgo de las medidas unilaterales que puedan adoptar los estados al margen de las instituciones y de los acuerdos que rigen la Unión Euro­pea. Este puede ser el caso de Polonia y de Hungría. La ministra de Interior de Austria, Johanna Mikl – Leitner, asimismo, llegó ayer a amenazar a Grecia con una salida provisional del espacio de Schengen si no refuerza el control de sus fronteras.

Una idea de la gran preocupación existente en Davos es que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, siempre reacio a un aumento del gasto público, ha llegado a pedir la adopción de un plan Marshall, con inversiones de miles de millones de euros para las regiones que han sido destruidas en Siria e Iraq, con objeto de frenar en el origen la oleada de refugiados. Pero el problema fundamentalmente es político y pasa primero por la necesidad de consolidar la paz y restaurar las instituciones políticas en esos territorios, algo que constituye un objetivo extremadamente complejo, difícil y, en cualquier caso, muy lento en el tiempo. Por eso lo más urgente, como advirtió el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, es aumentar los fondos de asistencia humanitaria y las alternativas para poder atender a los refugiados.

El ministro de Economía francés, Emmanuel Macron, ha sido muy tajante al afirmar que se necesita encontrar respuestas eficaces a la crisis de los refugiados en unas pocas semanas o el edificio europeo se derrumbará. Un reto tan urgente como difícil ante el que la Unión Europea y el resto de la comunidad internacional están obligados a reaccionar. Desde las montañas nevadas de Davos ha sonado la alarma.

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