Dos länder de Alemania requisan dinero y bienes a los refugiados

Baviera y Baden-Württemberg aplican la ley, que prevé que el migrante contribuya

La Vanguardia, María-Paz López, 22-01-2016

Discretamente, sin grandes anuncios, Alemania se ha sumado a la práctica de requisar dinero y bienes a los refugiados para contribuir a sufragar el coste de acogerlos. En la estela de lo que realiza Suiza hace años y de lo que Dinamarca se propone implantar, dos pudientes länder sureños, Baviera y Baden – Württemberg, confiscan efectivo y bienes a los solicitantes de asilo en determinados supuestos para paliar el gasto social que conllevan, según publicaba ayer el diario Bild. Ambos estados federados aplican la legislación alemana de asilo, que contempla el uso de medios propios del peticionario de asilo para finan­ciar su estancia antes de recibir ayudas públicas.

“Cuando los solicitantes de asilo llegan al primer centro de recepción, son registrados en busca de documentos, bienes de valor o dinero. Estos pueden ser requisados si el efectivo o el valor de los objetos supera los 750 euros, y cuando hay o se prevé que podrá haber una deuda de esa persona con el Estado”, confirmó al popular tabloide Bild el ministro del Interior bávaro, el socialcristiano ­Joachim Herrmann.

En Baden – Württemberg, land gobernado por una coalición de socialdemócratas y verdes, la policía puede requisar cantidades que superen los 350 euros. Así, el pasado diciembre, la cantidad media requisada por persona afectada fue de mil euros, pero no ha trascendido de cuántas personas se trata. En la práctica, en ambos länder, el valor de lo que lleva encima el refugiado tiene que ser bastante superior a las barreras de 750 o de 350 euros para que se proceda a alguna confiscación.

Las autoridades de Baviera, land que soporta mayor presión migratoria, convertido en puerta de entrada a Alemania desde Austria y la ruta de los Balcanes, llevan meses protestando contra la política de acogida de la canciller, Angela Merkel. La socialcristiana CSU bávara –formación hermana de la CDU de Merkel– reclama que se fije un límite a la llegada de refugiados, que quieren sea de 200.000 al año.

Ayer, las autoridades bávaras saludaron la decisión de Austria de fijarse un máximo de 37.500 entradas para este año, después de los 90.000 peticionarios de asilo registrados el año pasado. Tam­bién ayer, Eslovenia anunció que rechazará a todos los migrantes, excepto a aquellos con intención de pedir asilo en Austria o Alemania, según dijo la ministra del Interior, Vesna Gyorkos Znidar.

En Alemania, las medidas confiscatorias no han despertado críticas del SPD, el partido socialdemócrata aliado de Merkel en el Gobierno. La comisionada del Gobierno federal para la Integración, la socialdemócrata de origen turco Aydan Özoguz, precisó al Bild que un solicitante de asilo debe primeramente utilizar sus propios recursos, lo cual incluye las joyas de la familia. “Aunque subsisten prejuicios tenaces, los demandantes de asilo no tienen ninguna ventaja respecto a los beneficiarios del Hartz – IV”, puntualizó Özoguz. (El llamado Hartz – IV es el subsidio social que reciben los desempleados de larga duración.) El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha destinado en los presupuestos una partida de unos 8.000 millones de euros a “gastos adicionales relacionados con los refugiados”.

El valor de dinero y bienes a partir del cual la policía puede confiscar en Baviera y Baden – Württemberg es más bajo que el vigente en Suiza, y que el que se propone implantar Dinamarca, lo cual implica que en Alemania un mayor número de refugiados ­puede encontrarse en la categoría de requisables. En Suiza, la policía puede incautarse de efectivo superior a 1.000 francos suizos (913 euros), pero en ningún caso de ­bienes materiales.

En Dinamarca, si la ley que se debatía ayer en el Parlamento se aprueba finalmente el próximo 26 de enero –como parece casi seguro–, la policía podrá registrar equipajes de refugiados y confiscar efectivo que supere las 10.000 coronas (1.340 euros) y bienes equivalentes o superiores a ese mismo valor. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha criticado la medida danesa como “una afrenta a su dignidad y una interferencia arbitraria en su derecho a la privacidad”. Pero todo indica que cunde el ejemplo.

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