El Parlamento británico vivió el lunes un concurrido debate sobre la petición ciudadana de prohibir entrar al Reino Unido al precandidato republicano a la presidencia de EE.UU. Donald Trump que puso de relieve, sobre todo, los inconvenientes de tal medida. Si algunos creen que solo serviría para darle más publicidad, el conservador Edward Leigh se preguntó cómo se haría efectiva la prohibición si Trump se convierte en «el líder de EE.UU.».

El debate de tres horas fue más de cara a dar cuentas a la ciudadanía británica, ya que la potestad de decidir recae en la ministra del Interior, Theresa May, y no parece que vaya a tomarla. Más teniendo en cuenta la oposición del primer ministro, David Cameron, y del jefe de las filas laboristas, Jeremy Corbyn.

El debate lo provocó la petición de la periodista escocesa Suzanne Kelly en la web de la Cámara de los Comunes, que se comprometió en verano a llevar al Parlamento cualquier iniciativa que lograra más de 100.000 firmas: 570.000 personas la apoyaron y en el debate quisieron participar tantos diputados que sus intervenciones estuvieron limitadas a seis minutos.

En un discurso más calmado del que se esperaba, la laborista Tulip Siddiq, que calificó de «venenoso» el lenguaje de Trump, recordó que una bloguera fue vetada por expresarse en forma similar. Protagonizó la intervención más pintoresca su compañera de filas Naz Shah, quien no prohibiría al «demagogo» Trump entrar al país, sino que, como musulmana, no tomaría represalias, ya que en su religión la bondad es mejor que el mal, y lo invitaría a ir a su circunscripción a comer un curri.

Desde EE.UU., Trump consideraba el debate en Londres «una pérdida de tiempo absurda».

Aprender inglés
Cameron anunció el lunes que las mujeres musulmanas con visado de cónyuge que no aprendan inglés en dos años y medio podrán ser expulsadas, alegando que su situación de aislamiento facilita que calen mensajes yihadistas. El mensaje afecta al 22 % de las mujeres musulmanas que el Gobierno contabiliza como residentes en Inglaterra pero que hablan poco o nada de inglés. «No tendrás garantizado quedarte si no mejoras tu lengua», advirtió Cameron, lo que le hizo llevarse más de una crítica.