Noruega enseña a los inmigrantes a respetar a las mujeres
Oslo imparte clases en los centros de refugiados desde hace años
La Vanguardia, , 18-01-2016
Clases para enseñar a los inmigrantes a respetar a las mujeres . Este curso podría parecer una reacción a la oleada de agresiones sexuales cometidas en Nochevieja en Alemania y otros países del norte de Europa por jóvenes extranjeros, muchos de ellos refugiados procedentes del norte de África y Oriente Medio. Sin embargo, Noruega lleva varios años impartiéndolo en sus centros de acogida.
Todo empezó a raíz del aumento de violaciones perpetradas por extranjeros registrado en Stavanger, en el suroeste del país, entre el 2009 y 2011. Según datos obtenidos por la televisión pública NRK, sólo tres de los 20 hombres que fueron hallados culpables eran noruegos.
Varias organizaciones contra la violencia machista propusieron entonces enseñar a los inmigrantes la igualdad de derechos que existe en Occidente entre hombres y mujeres , así como las principales leyes locales en materia de sexualidad. Cuando llegan, no todos conocen normas básicas de comportamiento, como que no se puede forzar a una mujer a mantener relaciones íntimas, ni siquiera, dentro del matrimonio.
La idea gustó a las autoridades, que decidieron aplicarla en varios centros de inmigrantes , dentro del programa sobre cultura noruega para extranjeros.
Muchos de ellos proceden de lugares en los que la mujer no tiene la libertad de que goza el hombre. Tienen que ir tapadas y no pueden salir solas a la calle si no es en compañía de su marido u otro miembro masculino de la familia. En algunos de estos países, de hecho, la mujer es sencillamente concebida como propiedad del hombre.Por eso, cuando aterrizan en sociedades como la noruega, se escandalizan al ver cómo visten las jóvenes, que van solas por la calle, se divierten, beben y sonríen a los hombres. Son actitudes que en muchos países musulmanes sólo se relacionan con la prostitución. De ahí que algunos no sepan interpretar correctamente estos comportamientos.
“Nuestro objetivo es ayudar a los solicitantes de asilo a que no cometan errores a medida que descubren la cultura noruega”, explicaba hace unos días a la prensa local Linda Hagen, de Hero, una compañía privada que gestiona el 40% de los centros para refugiados del país.
“No se trata de decir que hay un solo código cultural que diga lo que es un buen o mal comportamiento, porque queremos una sociedad libre”, pero “tiene que haber tolerancia hacia actitudes que pueden ser interpretadas como inmorales por algunas normas tradicionales o religiosas”, concretaba.
Las clases se imparten en forma de debate. El profesor plantea una situación común ante la que los alumnos podrían encontrarse y, a continuación, se abre la discusión sobre lo que se puede y no se puede hacer. Para evitar estigmatizar a los inmigrantes , se intenta que en las ilustraciones y el material didáctico la imagen del violador o el hombre que molesta esté siempre representada por un noruego.
La finalidad es que entiendan que, en Europa, las mujeres pueden tener amigos y que sonreír a un hombre o incluso ligar con él no quiere decir que se esté dando el consentimiento para nada más.
Al principio, los cursos desencadenaron algunas críticas. Hubo quien dijo que impartirlos era dar por supuesto que todos los inmigrantes son agresores sexuales en potencia. Sin embargo, a la luz de lo ocurrido en Colonia y otras ciudades europeas, la idea provoca ahora menos controversia.
Sus promotores, no obstante, señalan que con los cursos no basta y que deben ir acompañados de una política de integración eficaz, en la que los recién llegados tengan cuando antes acceso al mercado laboral y unas buenas condiciones de vida.
Es cierto que la extrema derecha lleva años utilizando la afirmación de que los inmigrantes musulmanes vienen a violar a las mujeres . Un argumento que a raíz de lo ocurrido en Nochevieja ha dado pábulo a agrias actitudes de rechazo e incluso agresiones a extranjeros.
Pero los grupos antiinmigrantes , como el noruego Human Rights Service, descartan que los cursos sean una solución y consideran que la única manera de acabar con el problema de las violaciones es simplemente cerrando las fronteras.
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