El drama de los miles de cubanos varados en Costa Rica y Panamá comienza a despejarse. Los primeros 180 llegaron a México desde donde entrarán en EE.UU. La decisión de Nicaragua de impedirles el paso en noviembre dejó a 8.000 inmigrantes procedentes de la isla en Costa Rica y a otros 2.000 en Panamá. Su intención es llegar a EE.UU., donde gracias a la Ley de Ajuste Cubano adquieren inmediatamente el estatuto de refugiados.

El plan piloto puesto en marcha esta semana en Costa Rica consiste en trasladar en autobús o avión a los cubanos hasta México. El viaje cuesta 555 dólares que deben pagar de su bolsillo, se realiza con la colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones y cuenta con el visto bueno de EE.UU. que, aunque de manera extraoficial, ya ha dicho que los acogerá.

Si la crisis de los cubanos comienza a encarrilarse, no ocurre lo mismo con la de otros inmigrantes . Washington observa la llegada creciente de personas desde Honduras, Guatemala y El Salvador en los últimos tres meses. Desde octubre la patrulla fronteriza ha detenido a 21.500 familias y a 17.400 menores solos, los dos grupos en los que se ha advertido el mayor aumento.

En respuesta, EE.UU. comenzó este mes a realizar redadas para detenerlos y deportarlos. La decisión, además de provocar el terror entre miles de irregulares, causó indignación en las filas demócratas. 146 legisladores de ese partido enviaron una carta a Obama en la que calificaban las redadas de «inhumanas».

En un nuevo giro, el Gobierno anunció que aumentará el cupo de refugiados este año para acoger a más centroamericanos. Llegará a 85.000. Dentro de la cifra estarán los 10.000 sirios que Washington se comprometió a acoger y 3.000 centroamericanos. Estos últimos podrán acceder a las 6.000 plazas que el cupo deja sin asignación nacional.