La UE investiga si Turquía devuelve refugiados hacia Siria por la fuerza

Bruselas cree que la crisis migratoria empeora y admite que sus propuestas fracasaron

La Voz de Galicia, CRISTINA PORTEIRObruselas / corresponsal, , 15-01-2016

Nada menos que 3.000 millones de euros ofreció la Unión Europea a Turquía para convertir su frontera europea en un muro infranqueable para los refugiados. Los fondos debían destinarse sobre el territorio turco para atender a las personas desplazadas por el conflicto sirio, las mismas que Ankara está devolviendo a ese país a la fuerza, según denunció Amnistía Internacional en diciembre.

PUBLICIDAD

La sospecha de que Turquía está incumpliendo el acuerdo pactado con los países de la UE solo mes y medio después de su rúbrica ha obligado a la Comisión Europea a abrir una investigación. La portavoz comunitaria, Maja Kocijancic, asegura que no les constan devoluciones forzosas pero admite que están en contacto con Ankara para obtener más información y que estudian «la posibilidad de visitar sobre el terreno algunos centros para controlar su funcionamiento».

Turquía tampoco está controlando su frontera, como prometió. A lo largo del 2015 unas 880.000 personas atravesaron su territorio en dirección a Europa. «No podemos estar satisfechos», admitía ayer el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, ante la Eurocámara. El plan hace aguas por todos sus flancos. Y no es el único fracaso de la UE en su gestión de la crisis de refugiados. «Tenemos que ser realistas y honestos. La situación está empeorando», reconoció.

Los líderes europeos no han cumplido con los compromisos que asumieron a regañadientes. El balance del programa de reubicación puesto en marcha en septiembre hace sonrojar. Solo 272 demandantes de asilo han sido trasladados desde Grecia e Italia a otros países vecinos de los 160.000 acordados. Los números de reasentamientos son igual de pobres. Solo 779 de los 22.504 comprometidos sobre el papel. «Los programas no han alumbrado los resultados esperados», asumió Avramopoulos.

Otro descalabro para olvidar es el de la puesta en marcha de los «hotspots», puntos de recepción, identificación y tramitación de las solicitudes de asilo en el Mediterráneo. De los 11 proyectados, solo funcionan tres: Lesbos (Grecia), Lampedusa (Italia) y Trapani (Italia). EASO y Frontex solicitaron un refuerzo de 374 y 743 expertos respectivamente para poder operar en esos puntos. Solo han recibido 201 y 447.

La falta de coordinación dentro del espacio Schengen también ha precipitado la introducción de controles temporales en las fronteras internas en Noruega, Dinamarca, Suecia, Alemania y Austria. El Gobierno austríaco manifestó ayer su intención de crear «zonas de espera» en la frontera eslovena para evitar la entrada masiva de migrantes.

Por delante se presenta un año complejo. Bruselas asume que el actual sistema de Dublín «no es sostenible». Quiere un sistema único de asilo. Tendrá que lidiar con las capitales para que el cuerpo europeo de guardia de costas y fronteras no quede en agua de borrajas. Sobre la mesa habrá un nuevo paquete de medidas para la inmigración legal y otro para luchar contra el tráfico de refugiados. Todavía está pendiente la culminación de la lista de países de origen seguro, el futuro del programa voluntario de acogida de refugiados asentados en Turquía, la articulación de un mecanismo de reubicación permanente y hacer efectivas las devoluciones de migrantes.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)