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Colonia
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 13-01-2016Lo ocurrido en Nochevieja en Colonia y otras ciudades de Alemania es, ante todo, una nueva manifestación de la violencia machista que sufren las mujeres. Aprovechar un clima festivo para en la impunidad de la noche y espoleado por el alcohol intimidar, abusar o directamente agredir sexualmente a mujeres no es ninguna novedad. Sin ir más lejos, en Baiona, en fiestas, casi todos los años ocurren ataques de este tipo. Y solo sabemos los que se denuncian. Como europeos nos reconfortamos por vivir en un espacio donde los derechos civiles están protegidos, pero en Europa la violencia contra la mujer es un enorme agujero negro que en poco se distingue del que tienen otros lugares del mundo. Hace menos de dos años, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea presentó un informe donde concluía que 62 millones de mujeres europeas han sufrido malos tratos alguna vez en su vida. Dicho esto, resulta ingenuo pretender que el festín criminal que se dieron decenas de inmigrantes y refugiados en Nochevieja en Alemania no acarree consecuencias indeseadas. Del mismo modo que no se puede meter a todos los inmigrantes en el mismo saco, tampoco valen los paños calientes. La dimensión, la premeditación y la organización del ataque así lo aconsejan. La ultraderecha lo sabrá aprovechar.
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