No se sabe si se han inspirado en las antiguas patrullas de defensa de Colombia o Perú, en el Ku Klux Klan o en Robin Hood, pero lo cierto es que Alemania ya tiene su primera patrulla civil, unos mil «caballeros» dispuestos a prevenir ataques como los ocurridos durante la Nochevieja en Colonia, cuyo jefe de Policía, Wolgang Albers, fue destituído ayer.

La iniciativa ha surgido en Düsseldorf, vecina de Colonia, y en menos de 48 horas el llamamiento –lanzado vía Facebook por sus promotores– contaba con 3.500 miembros. «Vamos a asegurarnos de que nuestra ciudad es segura para nuestras damas», escriben los fundadores de esta iniciativa que ya cuenta con el rechazo de la policía, que, pese a las críticas de las que está siendo objeto por su deficiente actuación, recuerda que «el uso de la violencia es potestad exclusiva del Estado».

Según la página de Facebook abierta bajo el nombre Düsseldorf passt auf (Düsseldorf ten cuidado) la idea es patrullar las calles los fines de semana y durante los carnavales para asegurar la protección que, a tenor de los hechos en Colonia, no aseguró la policía a las mujeres.

Los patrulleros, que dicen no tener agenda política, se reunirán mañana para organizar estructuralmente el grupo, que ya tiene lemas como «Juntos somos fuertes, solos nos hundimos» o «Nosotros reaccionamos antes de que pase».

Quienes también prevén recorrer las calles, esta vez de Colonia, son los seguidores del movimiento Pegida, populistas de derechas conocidos por las manifestaciones de los lunes en Dresde y Leipzig, las dos únicas ciudades (ambas en el Este) donde hasta hora, ha habido marchas contra «la islamización de Alemania».

Con la indignación por lo ocurrido a flor de piel y la confirmación, de que entre los agresores había refugiados sirios, afganos e iraquíes, Pegida ha convocado hoy una manifestación con lemas como «Pegida protege», «Solidaridad con las víctimas de las violaciones masivas islámicas» y «Demencia multicultural».

Según informes del diario local Kölner Stadtanzeigers la policía prevé un millar de manifestantes y un potencial de violencia «alto».

Tiempos revueltos para la tolerancia, la concordia y paz social, que la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel quiere recuperar a toda costa, aunque mostrando también su perfil más duro. La canciller, obligada a reaccionar, discutirá durante la reunión que celebra hoy su partido en la ciudad de Maguncia un endurecimiento de la legislación que permita, entre otros, proceder a la deportación acelerada de migrantes involucrados en delitos. La anticipadamente llamada «Declaración de Maguncia» propone que «los refugiados y asilados reconocidos o demandantes que comentan delitos penados con cárcel sin libertad condicional perderán su derecho».

También el Partido Socialdemócrata (SPD) se ha subido al carro y ha abogado por «hacer uso de todas las posibilidades que ofrezca el Estado de Derecho» para evitar situaciones como las vividas en Colonia y, presuntamente de forma coordinada, en una docena de ciudades alemanas, entre ellas Stuttgart, Hamburgo y Fráncfort.

El jefe del SPD y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, afirmó desde Cuba, donde realiza una visita de trabajo, que «todos los demandantes de asilo criminales deben ser expulsados» incluso antes de cumplir condena: «Me pregunto por qué los contribuyentes alemanes deben pagarles los costes de estancia en prisión», dijo. Otros fueron más lejos a lo largo de la jornada. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, advirtió de que su país rechazará la acogida de refugiados musulmanes.

Mientras, la policía de Colonia elevó hasta 170 las denuncias por los incidentes de Nochevieja, de las que tres cuartas partes son por agresiones sexuales, entre ellas dos violaciones. También se detuvo a dos carteristas de 16 y 23 años naturales de Marruecos y Túnez, respectivamente, posiblemente relacionados con los sucesos.

Según informaciones de la prensa local, en sus móviles se hallaron grabaciones de agresiones a mujeres, aunque las fuerzas de seguridad, que investiga a 21individuos, no lo ha confirmado. Sí se ha confirmado, en contrapartida, la destitución del jefe de Policía, para quien los errores cometidos sólo se debieron a «problemas de comunicación».