Isabel Sánchez-Robles e Iñigo Pombo Diputada de Acción Social y concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao
“No pensemos que las necesidades sociales las soluciona solo la Administración”
Tienen en sus manos, cada uno en su institución, el futuro de miles de personas que dependen de los servicios sociales para tener garantizada su calidad de vida
Deia, , 07-01-2016Bilbao – Isabel Sánchez – Robles e Iñigo Pombo están al frente del Área de Acción Social en la Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao, el Departamento al que más recursos destinan ambas instituciones para atender las necesidades de las personas mayores, los dependientes, los menores en situación de desprotección… Juntos analizan los retos más inmediatos a los que se enfrentan los servicios sociales: el progresivo envejecimiento de la población, la financiación de las prestaciones y, cómo no, la aplicación de la cartera de servicios de la Ley Vasca de Servicios Sociales.
Dos parecen los retos más importantes a los que se enfrentan los servicios sociales. Por una parte, está el envejecimiento de la población.
- Iñigo Pombo: Primero, una corrección: envejecer es bueno, es una conquista social. Dicho esto, nos enfrentamos a retos, desde la ayuda a domicilio a una residencia, teniendo en cuenta que se puede envejecer como se vive: si has sido activo, si has sido voluntario…
- Isabel Sánchez Robles: Se trata de poner vida a los años, seguir haciendo actividades y participando en la sociedad civil, de tal manera que todo ese conocimiento pueda reportar a la sociedad. Tenemos dos retos en esta materia: uno, ser capaces de acercar los recursos a las personas, y no a la inversa, que podamos vivir como queramos y en el entorno que queramos, y sensibilizar a la sociedad de que esto es bueno para todos. Los servicios sociales se ven como algo bueno pero ajeno, y tenemos que sentirnos todo partícipes. El sistema de servicios sociales que tenemos es muy avanzado y está consolidado, pero no podemos quedarnos ahí.
- I. P.: Relacionar envejecimiento con dependencia es un error; el 80% de la población mayor de 65 años no tiene ninguna dependencia, son personas activas y no tienen problemas.
- I. S. R.: Una de las cosas que en Euskadi se ha hecho bien es dar solidez a todos los servicios sociales. A partir de ahí, hay que perfeccionar lo que tenemos e ir adaptándonos a las nuevas peticiones. Antes a la gente mayor no le gustaba ir a una residencia pero lo asumía; ahora hay un punto de empoderamiento que pide tener una vida normalizada.
- I.P.: Ya no se pide solo una plaza residencial, sino cómo es: una calidad de vida, que esté cerca de casa, las sujeciones… Se trata de mejorar la calidad de vida de las personas.
¿Qué medidas hay que adoptar para atender a esa población?
- I. S. R.: Hay que desplegar un debate sobre la sostenibilidad del sistema. El sistema tiene que ser sostenible y corresponsable si queremos que sea sólido.
- I. P.: Un sistema que descansa solo sobre la ayuda económica del Estado no es bueno; la familia tiene un papel importante. Hay que avanzar en la corresponsabilidad de la sociedad y de la familia. En el norte de Europa, a una persona en silla de ruedas que va a cenar a un restaurante con los amigos le lleva y le trae un asistente personal; esto aquí no pasaría, serían los amigos los que le acompañarían. La socialización de las circunstancias de cada persona es muy importante y creo que no lo deberíamos perder.
- I. S. R.: Debemos ir más allá de los datos; los cuidados están feminizados, sí, pero ello responde a elementos culturales que tienen que ver con valores muy positivos. Que haya muchas mujeres cuidadoras no es necesariamente malo porque igual es una opción personal. Eso sí, como administración y como sociedad tenemos que tener capacidad de respuesta para que no se encuentren solas.
- I. P.: Mientras pensemos que la educación de nuestros hijos depende de la ikastola o que la atención a los mayores depende de la Diputación no vamos a arreglar nada. Las cosas dependen, sobre todo, de mí. Yo no puedo educar solo a mis hijos, hay unos espacios de aprendizaje que tienen que existir, pero en la ikastola pasan 7 horas y otras 17 conmigo, más los fines de semana. Estaremos muy equivocados si pensamos que las necesidades sociales las resuelve solo la Administración.
- I. S. R.: Está muy bien que pongamos dinero, que pongamos recursos, el 40% del presupuesto de Bizkaia; pero ojo con creer que con eso está todo hecho. Esto es un trabajo colectivo.
- I. P.: Debemos crear una sociedad inclusiva, en la que quepan todos: unos con sus dificultades, con sus ventajas, pero todos con dignidad.
- I. S. R.: Yo empecé la legislatura con un compromiso: todos los proyectos de vida tienen que caber en Bizkaia, no se nos puede quedar nadie atrás.
¿Queda por hacer en ese camino?
- I. S. R.: Sin duda y en muchos sentidos, desde una clarificación de las funciones de las administraciones al papel del tercer sector. Pero solo hace falta salir a la calle para constatar esa solidaridad, por ejemplo, que se ha despertado con los refugiados. Hasta hace poco, los servicios sociales eran cosa de unos pocos; hoy en día, a todos nos toca en un momento o en otro. Y, en la medida que veamos que es de todos, nos vamos a preocupar más de ello.
El segundo reto es la financiación de los servicios sociales. ¿Se puede aplazar ese debate?
- I. S. R.: Hay que saber que tener un despliegue de recursos, en parámetros de calidad, tiene un coste.
- I. P.: Cuando se debatió la Ley de Dependencia se hablaba del modelo alemán, de que fuera una contingencia de la Seguridad Social, si había que incrementar impuestos… Los servicios sociales son algo irrenunciable y la preocupación existe: hacen falta recursos.
- I. S. R.: Sin dinero no se pueden sostener. Una de las formas de financiación, que también debe estar en el debate, son los impuestos. Todo el mundo los ve como algo malo pero luego a todos nos encanta tener servicios. Bien gestionados, sirven para que todos podamos vivir mejor. También habrá que hablar de imposición; igual hay que subir los impuestos o crear uno nuevo.
Con lo que se paga hoy en día, ¿no da? Hasta ahora ha dado…
- I. S. R.: Ahí está el envejecimiento; una sociedad más envejecida es una sociedad que requiere de más y mejores atenciones.
- I. P.: No hay que equiparar siempre los servicios sociales y el gasto; hay mucha inversión que tiene un retorno a la sociedad.
- I. S. R.: Cada vez vamos a ser más personas las que necesitemos de esos servicios. Y hasta ahora han ido creciendo reduciendo recursos de otros departamentos, que a su vez cubren otras necesidades.
¿Cómo se está abordando el desarrollo del decreto de cartera de servicios sociales del Gobierno vasco?
- I. P.: La cartera clarifica algo que viene de lejos: dice cuáles son los servicios sociales a los que tiene derecho una persona y la institución que los tiene que prestar. No quiere decir que no se puedan hacer colaboraciones pero queda claro que una residencia para personas mayores es competencia de la Diputación. Ha costado seis años ponerla en marcha porque es muy difícil poner de acuerdo a todas las instituciones. Con un horizonte de puesta en marcha de 2017, tenemos todo un año para ir hablando. El decreto marca lo que hay que hacer y quién tiene que hacerlo, pero hace falta saber cuántos servicios vas a poner y cuánto cuesta. Se ha hecho un mapa de Euskadi y las diputaciones van haciendo los territoriales.
- I. S. R.: Uno de sus valores es el rango que otorga a los servicios sociales, que se convierten en derechos subjetivos, sustantivos; ese es el mayor rango.
- I. P.: Aleja definitivamente los servicios sociales del concepto de caridad y de que estén sujetos a disponibilidad económica. Y otra cosa más: no se agotan en el decreto de cartera, hay otros servicios que se financian pero no se ha considerado que son derechos subjetivos. Por ejemplo, el tiempo libre de las personas con discapacidad intelectual.
¿Surgen nuevos recursos?
- I. P.: Alguno sí. La cartera emana de un catálogo y hubo un intento demasiado amplio. Por ejemplo, aparece un alojamiento de noche para personas con dependencia 2 y 3; cualquier persona que haya convivido con una persona mayor en esta situación sabe que es muy difícil que vaya a dormir a otro sitio. Y como este hay otros.
- I. S. R.: Pero son pocos. El despliegue de los servicios sociales en los últimos años ha sido tan considerable que cubre la demanda. En cualquier caso, no es una foto fija; tiene que estar continuamente en diagnóstico. Porque una cosa es diseñar y planificar sobre el papel y otra ponerlo en práctica, y que funcione adecuadamente. Esa cartera se tendrá que ir modificando en función de las necesidades y de la forma de entender las políticas sociales.
- I. P.: Los servicios de ahora no van a ser los mismos que los de dentro de diez años. Y eso es mañana. Dentro de lo posible, se ha conseguido que sea lo más genérica posible pero las cosas van a cambiar.
¿Va a hacer falta construir nuevas infraestructuras, contratar más personal…?
- I. P.: Claro, pero poco a poco y siendo conscientes de lo que hay. Se pueden aprovechar recursos que ya existen.
- I. S. R.: Lo iremos viendo pero no es matemática financiera. Va ser un menú del que la persona elegirá las prestaciones y servicios que más le gusten. Lo que está claro es que la gestión va a ser más compleja.
- I. P.: Depende de cómo nos comportemos todos, harán falta más recursos o no. Por ejemplo, en el caso de los albergues para personas en exclusión, Bilbao tiene 260 plazas; se habla de unas 70 pero depende de si el resto de municipios hacen más albergues o no. En cualquier caso, tenemos un nivel de servicios alto.
- I. S. R.: Una de las claves del éxito de las políticas sociales va a ser la colaboración, interinstitucional y público – privada. Y no tiene nada que ver las necesidades que tiene un Ayuntamiento como Bilbao con un municipio con menos población y más diseminado. Va a haber que atender toda esa diversidad, que impacta en las política sociales.
- I. P.: Vamos a tener que hablar mucho con Diputación. Nosotros, por ejemplo, tenemos que sacar a concurso el servicio de ayuda a domicilio antes del 31 de diciembre de 2016 y hay que clarificar muchas cosas antes.
Los menores en situación de riesgo o desamparo son otro ámbito que tienen en primera página de agenda.
- I. P.: Las situaciones de riesgo leve y moderado las atiende el Ayuntamiento, y las graves y en situación de desamparo, la Diputación. En el Ayuntamiento tenemos equipos de intervención socio – educativa, que atendieron en 2014 alrededor de 1.500 casos de niños con problemas. Si algo debe preocupar a la sociedad es la situación de los menores. También estamos metidos en un programa muy importante de absentismo escolar. Y hay dos problemas emergentes que a mí me preocupan mucho: la violencia filio – parental, que no sé si ha existido siempre pero ahora se conoce más, y los menores infractores, con toda la labor que puede hacer el Gobierno vasco en ese ámbito.
- I. S. R.: A mí una cuestión que me preocupa muchísimo es qué pasa después de cumplir los 18 años. El sistema no solo debe ejercer la protección en el momento en que se produce la situación de desamparo sino trabajar en parámetros de futuro y de integración; dentro del sistema de servicios sociales, los niños son los que tienen una oportunidad.
- I. P.: Nadie sabe lo que ocurre en una casa de puertas para dentro. Y, cuando ocurre un conflicto, casi siempre hay un niño involucrado. Los menores son un bien a proteger; son nuestro futuro.
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