Refugiado, palabra del año

Actual, común en todo el planeta hispanohablante y de claro interés lingüístico son los argumentos esgrimidos por la Fundéu para esta elección

Las Provincias, d. roldán, 30-12-2015

La sociedad europea no comenzó a darse cuenta del drama que vivían centenares de familias al otro lado del Mediterráneo hasta que la situación se hizo insostenible. Miles y miles de personas comenzaron a llegar al centro de Europa proveniente de una Grecia incapaz de atender a esa marea humana. Eran los refugiados que huían de la miseria y de la guerra en Siria. Y huyen, porque en la isla helena de Lesbos, los equipos de socorro formados en muchas ocasiones por voluntarios continúan atendiendo a las personas que arriban en busca de una vida mejor.

A ese refugiado, la Fundéu BBVA le ha dado hoy un pequeño reconomiento al nombrar este vocablo como palabra del año en español. Sucede en la clasificación a selfi (2014) y escrache (2013). Refugiado se impuso a las otras finalistas: chikunguña, sextuplete, inequidad, poliamor, disruptivo, el me gusta de Facebook, trolear, zasca, clictivismo y dos alternativas en español a palabras inglesas que han empezado a utilizarse en los medios como gastroneta para la voz inglesa ‘food truck’ y despatarre, que puede sustituir al término ‘manspreading’, con el que se alude a la manera de sentarse de algunos hombres, en especial en los transportes públicos, con las piernas abiertas.

“El concepto que define la palabra refugiado ha generado muchísimas dudas y debates entre los profesionales del periodismo, pues estos han sido muy conscientes de la importancia de ser extremadamente rigurosos a la hora de denominar a los miles de personas que huyen de un conflicto bélico frente a aquellas otras que buscan en otro país las posibilidades de vida que en el suyo no encuentran”, explica el director general de Fundéu BBVA, Joaquín Muller. Este interés y las numerosas cuestiones que han llegado a los vigilantes de la lengua solicitando aclaraciones han sido fundamentales para decantar la balanza ante otras opciones más tecnológicas.

“Refugiado cumple las condiciones que le pedimos a la palabra del año: que haya estado en las noticias y en las conversaciones en 2015, que tenga además un cierto interés desde el punto de vista lingüístico y que sea un término común a todo el ámbito hispanohablante, no propio solo de un país o región. Que sea un término nuevo o no, no resulta relevante para nuestra decisión”, añade Muller. “La primera condición es, por desgracia, obvia: en todo el mundo, pero en particular en Europa, la crisis de los refugiados, su tragedia, ha sido noticia a lo largo del año y es muy probable que lo siga siendo mientras las causas que desencadenan la huida de millones de personas de Siria, Irak, Libia y otros países no cesen”.

Desde el punto de vista lingüístico, la Fundéu creyó la necesidad de aclarar la diferencia de significado entre refugiado e inmigrante. Como criterio general y según las definiciones del Diccionario de la RAE, inmigrante es todo aquel que llega a un país para establecerse en él. Si se habla de esa persona como no quien entra en un país, sino de quien abandona el propio, estaremos hablando de emigrante. Y migrante es un término más general que incluye a ambos y es más frecuente en el español de América. Con independencia de la definición precisa establecida en derecho internacional, un refugiado es aquel que ‘se ve obligado a buscar refugio fuera de su país a consecuencia de guerra, revoluciones o persecuciones políticas’. «Emplear palabras específicas para acotar la realidad es un primer paso para relacionarse eficazmente con ella», señala la Fundeú BBVA.

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