ZONA FRANCA

Muchas gracias, Costa Rica

El Mundo, GINA MONTANER, 30-12-2015

Los casi 8.000 migrantes cubanos que desde hace más de un mes se encuentran varados en Costa Rica tienen motivos para celebrar este fin de año. Después de varias reuniones infructuosas, el lunes se llegó a un acuerdo en Guatemala que ofrecerá una salida a los miles de cubanos que se han agolpado en más de una treintena de albergues en territorio tico. A partir de la próxima semana está previsto que comiencen traslados graduales.

Es evidente que el llamamiento que hizo el Papa un día antes de la reunión ha jugado un papel crucial en el feliz desenlace. Francisco pidió que buscaran una solución a lo que calificó de «crisis humanitaria», algo que habían negado los gobiernos de Guatemala y Nicaragua, culpando la política migratoria de Washington hacia los cubanos, por considerarla un incentivo que invita a la migración. En el seno del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) se le dio más importancia a este aspecto que al drama del pueblo cubano, que desde hace décadas recurre a todos los caminos posibles para escapar de la dictadura castrista. Hace ya más de un año Francisco sirvió de puente entre La Habana y Washington para facilitar el deshielo entre dos viejos enemigos. En septiembre el Pontífice visitó la isla y de nuevo alentó el mensaje de que Cuba se abra al mundo y viceversa. Ahora su intervención ha sido fundamental para que los países centroamericanos pusieran fin a una situación insostenible, sobre todo para Costa Rica, con el gasto que conlleva mantener los albergues y que los cubanos varados vivan en condiciones mínimamente dignas.

En estos tiempos en los que predomina un rechazo a la oleada global de migrantes que vagan por el mundo escapando de la pobreza, dictaduras y conflictos armados, la postura costarricense, que ha sido la de ofrecer ayuda humanitaria en todo momento, contrasta con la de gobiernos como el de Daniel Ortega, que llegó a tildar a los migrantes cubanos de «delincuentes», o el propio régimen castrista, que en un alarde de cinismo instó a las naciones de la región a buscar una solución, como si la raíz del mal no fuera su propio fracaso prologando a lo largo de 57 años.

Mientras la dinastía de los Castro lleve las riendas de una isla que está a la deriva, con o sin Ley de Ajuste Cubano, la juventud hará todo lo que esté en sus manos para buscar otros horizontes. Hasta ahora la última gran evasión ha sido posible por la ruta que partía de Ecuador, atravesando al menos siete fronteras antes de llegar a EEUU. Dicho recorrido llega a su fin, pues los cubanos serán deportados para evitar otra crisis humanitaria como la que ha tenido que enfrentar Costa Rica. Cuando todo acabe y los 8.000 cubanos que permanecen en Costa Rica miren atrás, recordarán lo que los ticos y el Gobierno del presidente Luis Guillermo Solís han hecho por ellos. En el municipio de La Cruz, donde muchos de los migrantes encontraron cobijo, hoy hay un colorido mural con un mensaje de gratitud: «Muchas gracias, Costa Rica».

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