Van pasando las semanas y los meses, y los refugiados sirios, afganos, iraquíes continúan vagando por Centroeuropa olvidados, pasando hambre y miseria y con un futuro incierto y negro. Los niños, los ancianos y las mujeres se llevan la peor parte, y los albergues y campos de asilo no reúnen las mínimas condiciones de salubridad y de abrigo para combatir el frío invierno de la Europa central.

Pero, ¿a qué están esperando los jefes de Estado, el Parlamento Europeo , la ONU y otros organismos para la atención a los refugiados, para adoptar un acuerdo urgente y operativo que solucione este desastre humanitario? ¿Cuántos niños más tienen que morir en el mar, en las playas y en los centros de internamiento para que de una vez por todas las potencias y sus políticos actúen con diligencia?

Esto es algo que sobrepasa a la razón y al corazón. Hagan algo, y háganlo con garantías de éxito, porque para eso están ustedes y para eso se les paga.