¿Te acuerdas de Aylan? Esto es lo que su padre quiere decirte por Navidad

El Periodico, , 23-12-2015

Su imagen, con su frágil y menudo cuerpo tumbado boca abajo en la arena, se convirtió en el símbolo de la desventura de los refugiados sirios. Con su muerte, el pequeño Aylan Kurdi, de solo 3 años de edad, devino un icono mundial, generando una oleada de solidaridad mundial con los refugiados de la guerra de Siria.

Ahora, cuatro meses después, su padre, Abdulá Kurdi, que en aquel naufragio perdió a dos de sus hijos – Galip, de 5 años, y Aylan, de 3 –  y a su esposa Rehan, ha lanzado un particular mensaje de Navidad. Consciente de la popularidad que por esas trágicas circunstancias ha adquirido, este sirio ha querido aprovechar las fiestas navideñas para pedir a la opinión pública mundial “que abran las puertas a los refugiados sirios”, solicitud que ha sido difundida por la cadena británica de televisión Channel 4.

“Mi mensaje es que querría que el mundo entero abriera sus puertas a los sirios. Cuando le cierras la puerta en las narices a alguien, es muy, muy duro”, afirma Kurdi, que añade: "Cuando la puerta está abierta, uno ya no se siente humillado".

“En este momento del año, querría pediros a todos que penséis en el sufrimiento de los padres, las madres y en los niños que buscan la paz y seguridad”, dice el padre de Aylan, que añade: “Solo os pedimos un poco de simpatía”.

Father of Aylan Kurdi asks world to open its doors https://t.co/78to3xcjGP pic.twitter.com/PsdWBT5zWN

“Les deseo una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Ojalá el año que viene acabe la guerra en Siria”, concluye Kurdi, que tras la muerte de su esposa y sus hijos regresó a Kobani, enclave disputado por los kurdos y los yihadistas del Estado Islámico en el norte de Siria. Tras la tragedia, este sirio vio como Canadá le ofrecía el asilo que anteriormente le había negado, lo que le obligó a emprender la peligrosa y finalmente fatal travesía. Kurdi rechazó la propuesta y contestó: "Si se me da ahora el mundo entero, ¿de qué me sirve?. Ya no tengo ni mujer ni hijos".

La familia Kurdi vivía en Damasco, pero el recrudecimiento del conflicto sirio les hizo partir primero a Alepo y posteriormente a Kobani antes de salir de Siria e instalarse en Estambul. Desde ahí se desplazaron hasta la ciudad costera de Bodrum, donde tomaron una lancha que había de llevarles a la isla griega de Kos. La familia, según su relato, había pagado 4.000 euros a traficantes, que les metieron en un bote con otras nueve personas.

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